viernes, 14 de septiembre de 2012

LAGENTE TIENE SU PROPIA LEY DE MEDIOS

La gente tiene su propia ley de medios



Por Darío Gallo

14/09/12 - 11:29
Tal vez la conclusión más impactante de la protesta del 13 de septiembre está en el manejo de los medios por parte de la gente. De los medios a su alcance y de los tradicionales. Por más que los intelectuales y voceros oficiales insistan en que la oposición o los medios "concentrados" alentaron la movilización, lo cierto es que fue todo lo contrario.
Aunque la movida del 13s hacía varios días que giraba por las redes sociales, ningún medio nacional la amplificó y la mayoría evitó referirse a ella en los días previos, mientras la gente chateaba o se mandaba mensajes por facebook para juntarse en tal o cual lugar a las 20 horas.
Cuando pasadas las 19.30 comenzaban a poblarse algunas esquinas porteñas, los alrededores de la quinta presidencial o las cercanías de Plaza de Mayo, vino el segundo gran impacto con respecto a los medios. Sólo TN transmitía en vivo y el resto miraba para otro lado.
En las redes sociales, sin intermediarios, se multiplicaban las fotos subidas desde distintos lugares del país y se manifestaba la indignación por la escasa cobertura periodística de los canales de noticias. Los 3.000 millones de publicidad oficial que el Gobierno invierte para mantener alineado a un gran conglomerado mediático empezaba a mostrar su impotencia. El kirchnerismo logró armar una inmensa maquinaria que insume mucho dinero público, pero que la gente pasó por arriba en pocos minutos.
Extraño caso el de los medios paraoficiales, activos promotores de la Ley de Medios para promover "la multiplicidad de voces": el primer reflejo fue silenciar la protesta más importante de los últimos tiempos.
En ese marco, el único canal de noticias que transmitió a la gente en las calles, TN, llegó a un pico histórico de 9,2 puntos de rating, mientras que el resto intentaba acomodarse a la situación como fuese. Unos desacreditando a los movilizados, otros a los objetivos de la protesta, pero ya nadie podía desentenderse de la convocatoria.
La gran lección para los medios, oficiales o independientes, es que la gente tiene su propia de ley de medios. Y parece ser que está muy lejos del modelo que quiere el Gobierno.

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