viernes, 23 de noviembre de 2012

EL SÍNDROME DEL QUEBRADO




(Enviado a nuestra mesa de trabajo por nuestro estimado amigo Manfred)

     Unos comerciantes veteranos, que solían juntarse los viernes a la tarde a tomar café en la vieja confitería Richmond, contaban la historia de un empresario que un día pidió plata prestada a un amigo para iniciar un negocio, pero como el negocio no funcionó, el empresario perdió todo el dinero, y quebró.

     Pasado el tiempo; el acreedor; ignorando que su amigo había quebrado y perdido todo, empezó a apurarlo para que le devolviera su dinero, pero el deudor resolvió el problema con un pagaré que incluía la deuda mas intereses, y para tranquilizarlo le dio una garantía sobre su negocio con información falsa. 

     Cuando venció el pagaré, simuló gran optimismo para ganar tiempo, y le cambió el pagaré por un cheque a 30 días  de la cuenta de banco de su esposa, ya que en esa época no existían cheques de pago diferido.
     Pasados los 30 días el acreedor se presentó al banco a cobrar el cheque, y al encontrarlo sin fondos quiso iniciar una demanda, pero como el empresario había falsificado la firma de su esposa, no tuvo peor idea que asesinar al amigo 
que le había prestado el dinero,para evitar ir preso por fraude.
 
     Tiempo después la investigación policial descubrió todo, y el asesino fue detenido y llevado  merecidamente a la cárcel, siendo además abandonado por su familia. Una tarde lluviosa de octubre, preso de la desesperación, se ahorcó en su  celda de la cárcel de Villa Devoto. Todo había terminado tragicamente, para él, y para los implicados en la situación.
      Ese hombre quebrado, preso de sus propias mentiras, nunca llegó a comprender que cada paso que daba se enterraba más. Dejó crecer un pequeño problema, que terminó transformándose en una bola de nieve, hasta finalmente culminar  con la vida de su mejor amigo, su propia vida, y la destrucción de las familias de ambos.
 
     Los comerciantes veteranos dieron a esa conducta patológica el nombre de “el síndrome del quebrado”, y solían reflexionar sobre “lo importante de no creerse las propias mentiras”.
 
      Al gobierno kirchnerísta, por causa de sus propias patrañas, le ocurrió “el síndrome del quebrado”.  Aunque toda la experiencia en materia económica nacional e internacional demostraba lo contrario, hacia el año 2006 el gobierno estaba convencido que con algo de inflación podía haber crecimiento sostenido y equidad.
 
      Pero, obviamente, había que hacer algo para que la inflación no se note, por eso decidieron destruir el tradicional sistema estadístico nacional, y fue así como nacieron las mentiras de Guillermo Moreno y las mediciones truchas del Indec.  
 
  Con esa medida, se dio- sin saberlo- el primer paso hacia el “síndrome del quebrado”.
 
     No sólo teníamos inflación, sino que se la negaba, y mentía a la población, y al mundo.
 
     Cuando los profesionales serios del INDEC (y luego los medidores privados), detectaron los falsos índices de precios de Guillermo Moreno salieron a denunciarlo, y a partir de ahí fueron perseguidos y despedidos de sus trabajos, por orden  del gobierno nacional (bastaba con ver los noticieros de esa época para comprobarlo).  
 
     ¿Recuerda usted las marchas de trabajadores del Indec que se veían protestar en los noticieros?
      Con esa persecución el kirchnerismo comenzó a lesionar los derechos humanos, que eran el valor sobre el que – según  ellos afirmaban - se edificaba la ética de su gestión democrática.
 
      Pero la inflación no se detiene falseando índices, y seguía aumentando, creciendo la diferencia entre la real, y la ficticia generada por Guillermo Moreno y el Indec.
 
      Entonces, los iluminados del gobierno decidieron tapar el creciente problema debajo de una alfombra mas grande que  la anterior, anclando ficticiamente el valor del dólar y los precios de la energía, el transporte de pasajeros, y los servicios públicos, mediante la aplicación de subsidios al consumo, como una manera de tapar los síntomas de que las cosas no  iban por buen camino (se aplicaron subsidios al gas, la luz, al boleto de trenes y colectivos, a la harina para pan, etc).
      Note que no quiseron atacar el problema de fondo –la inflación - la decisión presidencial fue enmascarar el incipiente problema, pateándolo para mas adelante. 
 
      Ahora ya teníamos inflación, mas gasto fiscal producto de los subsidios, mas pérdida de la competitividad por atraso del valor del dólar (planchado por orden de Cristina), y falta de incentivos a la inversión en el sector energético, además de una larga cadena de mentiras, y la lesión a los derechos humanos de personas que vieron la farsa y la denunciaron.
 
     Cuando algunos medios comenzaron a difundir lo que sucedía fueron sometidos a amenazas,y al escarnio público, con lo que se violó la libertad de prensa y a la libre expresión.
 
     Ya estábamos como el comerciante al momento de falsificar la firma de su mujer.
 
     En el gobierno, como había que pagar las cuentas, metieron mano a los fondos de las AFJP, y por esa vía destruyeron la única fuente de financiamiento de largo plazo a la inversión.
     Al cabo de un tiempo, como la producción de energía caía mes tras mes, se pasó a importar gas y combustibles (mientras que un par de años antes los exportábamos, por ejemplo a Chile). Como continuaron con la mentira, en vez de tomar al toro por las astas y desandar el camino erróneo, dijeron que faltaba gas por un aumento de consumo de los argentinos.
 
     Y el “síndrome del quebrado” seguía progresando, con un adicional: muchos argentinos  comenzaron a darse cuenta como venía la mano y dejaron de confiar en el gobierno, y como la inflación se acentuaba, y el peso perdía valor día tras día, comenzaron a comprar dólares para guardarlos en el colchón o llevarlos al exterior.

     Hacia el año 2011, como los funcionarios creían en sus propias mentiras, era su deber patriótico ganar las elecciones. 
     Para hacerlo, ¿qué mejor idea que aumentar la emisión monetaria para generar un espejismo de prosperidad en la ciudadanía?  Ello serviría para conseguir votos que necesitaban para ganar las elecciones, con el doble efecto que el producto de la emisión se usó para seguir planchando los precios del dolar y los servicios, para aumentar los sueldos  y también el plantel de empleados públicos.
 
      La abundancia de pesos volcados a la plaza generó gran liquidez, la gente llenaba las tiendas de electrodomésticos, los shopping, y muchos optaron por irse de vacaciones a playas exóticas del extranjero, mientras que los pesos sobrantes 
(no deseados) buscaban dólares para atesorar.
 
      Así, llegamos a la semana previa a las elecciones con la primera corrida cambiaria.
 
      Con idéntica convicción a la del empresario quebrado, las autoridades decidieron dejar de vender dólares, y habilitaron – sin desearlo- al mercado paralelo de divisas.
 
      Tenían una lógica y una convicción muy propia del “síndrome del quebrado”: “es mejor el control de cambios y el paralelo, que seguir con la libertad cambiaria, porque sino se fugaran todos los dólares del Banco Central”.
 
      No pensaron siquiera en dejar de emitir pesos, para dejar de financiar la fuga, o el acceso al dólar paralelo. “Ella” se negó  a poner en marcha un plan antiinflacionario, cuando se le recomendó que, para evitar una escalada inflacionaria que llevase al país a males mayores,se debía proceder “a enfriar la economía”, que no era otra cosa que dejar de emitir como  el gobierno pretendía, para tratar de crear en la población un espejismo de prosperidad, irreal como cualquier espejismo, que sabemos sobradamente lo rápido que se esfuman.
 
       Necia hasta el colmo, “ella” se negó a querer cambiar las bases de su modelo suicida.
 
       En la larga cadena de desaciertos cometieron uno muy grave: reformar la Carta orgánica del Banco Central, para poder manotear los dólares que estaban en la caja, y gastarlos en pagar los vencimientos 2012 de la deuda externa, de los bonos de deuda, y mas gastos. 
 
       La ley de Murphy dice que si algo puede empeorar es seguro que empeorará, entonces, para cuidar los dólares cada vez mas escasos restringieron las importaciones, con lo cual de un solo golpe atentaron contra el normal abastecimiento del país, empezaron a faltar remedios, materias primas, insumos y repuestos esenciales y por añadidura mataron al Mercosur y para pelearnos con los principales países del mundo, que se quejaban que Argentina no cumplía los acuerdos internacionales respecto de mantener pareja las respectivas balanzas comerciales.
  
         Cristina, arrogante como de costumbre, desoyó las quejas, entonces vinieron las represalias de esos países, que dejaron de comprar nuestros productos, perdiendo en corto tiempo mercados internacionales de inmenso valor para nuestras exportaciones.
 
         Luego, en lugar de intentar fortalecer “políticas de inversión”, que son las que hacen crecer realmente a la Nación, procedió a expropiar YPF, lo que sumado a las anteriores de Aguas Argentinas, Aerolíneas Argentinas, y los fondos de las AFJP, constituyó una desacertada alteración del mercado nacional e internacional de inversiones, quienes miden todo en base a la “seguridad jurídica” y al “riesgo país”.  
 
       Entonces, muchas inversiones que habían llegado antes, comenzaron a huir del país presas de pánico, generando recesión, desempleo, y una acentuada fuga de capitales.
       De los mas de 50.000 millones que había antes, ahora los dólares del Banco Central estaban a punto de agotarse.   El síndrome del quebrado se agravaba aún mas.
 
      En Energía fue poco y nada lo que se hizo, se compró gas, fuel oil, naftas, y diesel oil al extranjero (mas de 10.000 millones de dólares al año) para cubrir el creciente déficit de combustibles, generado por la propia falta de previsión, porqué “para crear otro espejismo irreal de bienestar”, el kirchnerismo incentivó la producción automotriz, sin estar el país preparado para poder sostener semejante expansión, sea por falta de combustibles, como por falta de vías adecuadas para un parque automotor de mayor tamaño (mejores calles, avenídas, autopistas, y rutas).
 
       Eso sí, todos felices y contentos con el auto nuevo, sin imaginar que por la impericia del gobierno “el caos llegaba a nuestro país para quedarse”.
 
       Para colmo, se nos terminó de cerrar el acceso al mercado financiero, cuando las provincias –a falta de recursos – debieron financiarse con deuda.
 
        Ahora estamos en recesión , la inflación aumenta, el desempleo aumenta, la inseguridad aumenta, el valor del dólar oficial no permite exportar porqué nos transformamos en país caro, el turismo extranjero hacia nuestro país decreció muy sensiblemente.
      
         Ya no llegan a nuestros puertos aquellos cruceros repletos de turistas, debemos importar energía, se lesionan los derechos humanos y la libertad de expresión de los que protestan, los argentinos que quisieran ahorrar no pueden porque este plan económico está basado en el consumismo, por lo tanto el gobierno impide a los bancos pagar intereses con tasa positiva a los ahorristas, con lo que el poder de compra de sus ahorros se disuelve en corto tiempo.

          No tenemos estadísticas serias, el INDEC sigue burlándose de los argentinos, las provincias y municipios están quebrados, el déficit fiscal es enorme e insostenible (Scioli no podía pagar el aguinaldo de estatales en julio), la actual brecha cambiaria trabó completamente el comercio exterior, con la paridad cambiaria oficial hemos perdido mercados que nos costó mucho conquistar, los que nos compraban nuestros productos de exportación, esa ventaja la aprovechan actualmente Chile, Uruguay, y Brasil, estamos viendo que nos embargan hasta los barcos, encima estamos peleados con nuestros vecinos, los paros generales han comenzado, y con ellos el “síndrome del quebrado” está llegando a un dramático y explosivo desenlace de consecuencias impredecibles..
 
       ¿Que estrepitosa calamidad podría ocurrir en el país en los próximos meses, como culminación de la lamentable serie de desaciertos, engaños, y mentiras implantadas en nuestra nación por la nefasta tiranía de Cristina Fernandez de Kirchner, y sus conspicuos secuaces?
 
       Tenemos la espada de Damocles sobre nuestra cabeza, mientras tanto, como si nada pasara, ésta necia gobernante nos sigue prepoteando por los medios, a causa de las justas protestas populares.
 
       ¿Deberíamos seguir escuchándola pasivamente, o intentar redoblar las protestas sociales de los indignados argentinos?

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