jueves, 24 de enero de 2013

CARTA ABIERTA A LA PRESIDENTE


Carta abierta a la Presidente de la República Argentina respecto de los buques que como Comandante en Jefe debería preservar
enero 24, 2013







Si hoy Ud. se muriera, o si hoy mismo la echaran, podría irse entibiada por ese orgullo perverso -negro, como su luto de mentiras- mientras una sonrisa socarrona de deber cumplido, la misma que no pudo reprimir al abordar la Fragata Libertad el 9 de enero, baila en sus labios.

Con sólo veintitrés días corridos, el año 2013 está colmando sus expectativas. Ud. jamás hubiera imaginado que en estos momentos, cuando todo se le pone a la retranca, este año le daría, al menos, algunos destellos de bellaca felicidad.

Estoy seguro, presidente, de que jamás imaginó que el arduo trabajo de desguace llevado a cabo a ritmo de fechoría por una innoble resentida, primero, y luego por un obsecuente advenedizo al que sólo le interesa poder disfrutar de sus bienes habidos de cualquier manera mientras algo de vida le quede, rendiría frutos tan temprano. 

Pudo, aprovechando la ineptitud de muchos, en especial de su canciller, solazarse ante la posibilidad que la Fragata Libertad jamás volviera a recalar en nuestra Patria, la nuestra, ya que con ésta Ud. nada tiene que ver más allá de lo que un cargo regalado nos pueda hacer creer.

No obstante, este año, que se está portando mejor bien con Ud., le dio la revancha de poder montar un circo a costa del mismo buque que Ud., aunque fuera de palabra, regaló, e inclusive hacer que los pobres tipos que debieron quedarse en la nave le hicieran un “obsequio” en forma de placa dándole las gracias. ¿Qué le podían agradecer, presidente? Quizás crea Ud., dada su manera de pensar, que debían gratificarla porque, gracias a su terquedad, a su soberbia y a su tendencia a no escuchar consejos de “uniformados” tuvieron más “vacaciones”.

Dos semanas después, la desidia o la impericia, Puricelli dixit, le han dado otra satisfacción: puede hoy contemplar la agonía del destructor Santísima Trinidad.
Contarle su historia es perder el tiempo, aunque Ud. que vive hablando, sólo hablando, de Malvinas debería saber al menos que era la nave capitana de la fuerza de invasión y que llevaba entre otros al Capitán de Fragata (PM) Pedro Giachino, el primer héroe de la guerra. Héroe, al igual que otros tantos que dieron la vida por la Patria, que Ud. jamás menciona.

No importa, es probable que la vida le dé la oportunidad de ver más buques de guerra hundirse o terminar desguazados producto de la falta de una política de Estado en lo que a defensa respecta y de la que la única responsable es Ud.

La entiendo y entiendo perfectamente lo que hace y por qué lo hace. La revancha, aunque sea a costa del país y de sus instituciones, se hace almíbar en la boca de gente como Ud.

Pero el sabor no dura mucho

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