sábado, 30 de marzo de 2013

“Tiene 76 años, no es viejo ni desechable”





CARTAS  AL  PAÍS


30/03/13

“Tiene 76 años, no es viejo ni desechable”
 
 
El tiene 76 años y sonríe. Las personas que lo rodean lo han considerado humilde, intelectualmente brillante, sabio y con una capacidad de amar, que puede transformar la realidad que lo rodea. No es viejo. No es desechable. No es olvidable.
El puede y quiere asumir responsabilidades, por eso sonríe y saluda con su bonhomía de costumbre. Por tener 76 años, en algunos países sin educación, sin cultura, sin corazón, sería un despojo humano. Haría colas inmensas, a horas desacostumbradas para conseguir un turno para el médico y seguramente se lo otorgarían para dentro de dos o tres meses.

Y posiblemente debería esperar años para poder tener una jubilación digna, luego debería hacer juicios por actualización de haberes o malas liquidaciones. A él no le pagarían el 82% de su salario, pues, ¿para qué lo utilizaría a los 76 años, si ya no es un ser útil para la sociedad?

El en estos países esperaría meses por una prótesis o debería pagar porcentajes variables de los medicamentos que necesitara. El con sus 76 años si hiciera juicio debería soportar las faltas de respeto, el “apurate viejo”, el “¿qué sabés, si eso fue hace cincuenta años?”, la desconsideración social y la humillación familiar en algún caso, como no hablarle, ya que no escucha bien.

El no sería invitado a las festividades escolares, ni existiría un día en su honor como en Japón. Por suerte y gracias a Dios él tiene 76 años y el Espíritu Santo lo bendijo. Ojalá Dios ilumine los corazones de quienes en Argentina ignoran que a los 76 años se es una persona íntegra, con habilidades para enseñar, pensar, escribir, viajar o amar y le dé los recursos que esas capacidades requieren. El es Francisco, el Sumo Pontífice: ¡Dios lo bendiga!

Miguel Angel Reguera

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