lunes, 29 de abril de 2013

El gran recaudador De Vido y el club de los testaferros





By Guillermo Cherashny


El gobierno sigue conmocionado por las revelaciones de Jorge Lanata sobre el lavado en billetes de 500 euros por parte de testaferros de Lázaro Báez, quien a su vez era uno de los principales prestanombres de Néstor Kirchner primero y ahora de la presidente.


Todo indica que Báez sería el más importante de los prestanombres, porque recibía la mayor parte de los retornos que recaudaba Julio de Vido y luego se los entregaba a Kirchner. Éste se los confiaba a Báez para que los escondiera ocultándolos en su mansión, su chacra o en la casa familiar de El Calafate. Esto, hasta que el ex presidente falleció y su viuda decidió desenterrar los centenares de millones de euros y así se lo ordenó a Báez. Según entendidos en la materia, la fortuna de los Kirchner podría estar en el orden de los 5.000 millones de dólares, la mayor parte de los cuales habrían sido transferidos a cuentas en el exterior en paraísos fiscales a nombre de sociedades anónimas.

Se trataría de un mecanismo sofisticado del que participarían el dueño del Banco Macro, Jorge Brito, y la familia Sánchez Córdoba. Esta última era dueña del banco Finansur, que hace poco fue vendido a Cristóbal López, que es el otro testaferro importante, ya que su fortuna se dividiría por mitades con la familia presidencial. Ésta, como caja chica, en Río Gallegos y el Calafate, guardaría enterrados unos 700 millones de euros.

Cómo aparece Fariña


Otros testaferros importantes son los hermanos Claudio y Mario Cirigliano, que compartirían con los Kirchner la mitad de sus negocios en Miami y Sudamérica.

Cuando la presidente le ordenó a Báez desenterrar los euros y sacarlos del país, sus relaciones con Brito estaban resentidas y el Finansur estaba en la mira del GAFI por sospechas de lavado de dinero. Entonces recurrió a Leo Fariña y éste, a su vez, a Federico Elaskar, vinculado a Brito, para que lavaran 55 millones de euros en el primer semestre del 2011. Esto, mediante viajes en aviones de Báez y también alquilados, a Panamá y otros destinos, transportando los euros. En esta maraña de desprolijidades no podía faltar Jorge Capitanich, que viajó a Panamá con sus hijas a veranear y lavar euros en el avión de la gobernación del Chaco, como se demostró ahora.

Hasta la muerte de Kirchner, De Vido se manejó con el financista Ernesto Clarens, con oficinas en el pasaje Carabelas, hasta que estalló el caso Skanska. Así, los retornos de los subsidios a los combustibles y la energía, más los sobreprecios de la obra pública, confluían en Kirchner, quien a través de Clarens, Brito y los Sánchez Córdoba lo mandaban a paraísos fiscales. Después del llamado de atención que fue para el poder el caso Skanska, se instrumentaron la moratoria y blanqueo de capitales para eliminar los delitos y se siguieron usando los mismos bancos para lavar.

Esta etapa terminó, como señalamos, con la muerte del ex presidente, cuando CFK le dio la orden a Báez de introducir en el circuito financiero los fondos escondidos. Luego vino la denuncia de Lanata, un golpe tan demoledor que motivó que la movilización del 18A fuera más imponente que la del 8N. La imagen positiva de la presidente se derrumbó ahora a los 26 puntos.

 A esto hay que sumarle el gran rechazo a su reforma judicial, que el público en general sospecha que sólo se explica por la necesidad de impunidad personal para resistir las denuncias de corrupción. La intención de nacionalizar la elección legislativa mediante la novedad de la elección de los consejeros de la Magistratura puede ser un manotón desesperado, mientras la economía marcha hacia la recesión.

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