domingo, 26 de mayo de 2013

A una semana del comienzo de las definiciones

mayo 26, 2013
 
 
 
By Carlos Tórtora
 
 
El discurso presidencial de ayer se destacó por su intrascendencia, pero sí dejó en claro la idea fuerza central del cristinismo. Para conservar las conquistas de la “década ganada” hay que permanecer en el poder a toda costa. La posibilidad de alternancia en el poder está totalmente descartada para el oficialismo.
 
 
Paradójicamente, el Lazarogate, con las impensadas ramificaciones que pueden surgir de las varias investigaciones en marcha, contribuye a mantener cohesionado el frente interno del oficialismo. Todas las vertientes del kirchnerismo perciben ahora inequívocamente que perder el poder en el 2015 equivaldría al rápido procesamiento y tal vez a la pérdida de la libertad de muchos funcionarios y ex funcionarios. Sin retirada posible, entonces todos vuelven a nuclearse en torno a Cristina. Tampoco los gobernadores e intendentes del PJ kirchneristas, sólo transitoriamente, dan señales de rebeldía.
 
Éste es uno de los éxitos que si puede festejar CFK: no sólo Daniel Scioli abandonó sus intentos de diferenciarse sino que el kirchnerismo llega a 10 años en el poder sin tener que enfrentar a sectores disidentes importantes, lo que no es poco. Y no es muy probable que Sergio Massa sea la excepción en los próximos días, cuando anuncie si será candidato a diputado o impulsará una lista con su esposa Malena y Felipe Solá. En realidad, hay dos incógnitas a despejar: la candidatura del intendente de Tigre y su discurso a partir de allí.

Massa practica el pragmatismo más descarnado y, antes de decidir qué decir, esperaría que se promulgue la ley que establece la elección de consejeros de la Magistratura. Si se produce una reacción judicial suspendiendo la ley, él podría tomar distancia ante un gobierno debilitado. En caso contrario, sólo haría criticas menores. El director nacional Alejandro Tullio aseguró días atrás que la ley en cuestión recién se publicará -y se podrá impugnar- a partir del 3 de junio, una semana antes del cierre de alianzas.

El rol de Jorge Lanata como jefe real de la oposición también tiene sus implicancias. En general, las encuestas no muestran que las figuras presidenciales de la oposición estén creciendo como consecuencia del destape de la trama de lavado de dinero del kirchnerismo.
Así las cosas, la semana que se inicia sería la última de tensa calma, porque después podría desatarse una nueva batalla entre el gobierno y la justicia, simultáneamente con la definición de las alianzas y las candidaturas.

El primer round


El gobierno es hoy un boxeador con poco oxígeno que necesita ganar el primer round para recuperarse. En otras palabras, hacer un buen papel el 11 de agosto en las primarias. Ni los más entusiastas en la Casa Rosada esperarían un resultado importante del populista plan “Mirar y cuidar”. Para los jefes de La Cámpora, el casi seguro fracaso de sus controles militantes no sería un problema, porque están acostumbrados a que les vaya mal, como acaba de pasar en la elección del Consejo Directivo de la Facultad de Derecho de la UBA.

 Allí La Cámpora y Justicia Legítima cayeron ante una coalición opositora. El caso de la agrupación de Máximo Kirchner es notable, porque continúa acumulando poder mientras colecciona derrotas políticas. También apostaría el gobierno a llegar a las primarias con el dólar blue relativamente estabilizado en torno a los 9 pesos, es decir, sin nuevas corridas cambiarias. El lanzamiento de la Super Card en junio, con unos 100 000 usuarios, servirá como propaganda electoral más que para mostrar un alza inmediata del consumo. Otra expectativa oficial sería que la Corte haga un compás de espera en su conflicto con el gobierno hasta que las urnas hablen el 11 de agosto.

Si el kirchnerismo saliera mal parado del escrutinio, la Corte no sólo podría tachar de inconstitucional la reforma judicial, sino dictar sentencia definitiva a favor de Clarín y en contra de la aplicación de la ley de medios. La realidad es que el balance de poder se definirá el 11 de agosto más que el 27 de octubre. Lo más probable es que la tendencia que se dé entonces condicione fuertemente la elección general. Así fue en la única experiencia anterior de primarias, las elecciones del 2011. En la práctica, las primarias están funcionando como una primera vuelta encubierta. El que salga mejor parado, se instalaría automáticamente como el casi seguro ganador del 27 de octubre.
 
 

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