miércoles, 28 de agosto de 2013

Economistas ya debaten si en el 2014 se pasará de la decadencia a un shock devaluatorio





agosto 28, 2013 

 
Entre los analistas comenzaron a abandonar el pronóstico de deterioro progresivo para el resto del mandato de Cristina a uno mucho más drástico, en donde la pérdida de reservas llevaría a una crisis cambiaria en la segunda mitad del año que viene. Si se cumple este escenario, el gobierno se vería obligado a dar un shock devaluatorio que aceleraría la inflación todavía más.

El consenso que reinaba entre los economistas para el año que viene hablaba de un deterioro progresivo, una lenta agonía con estancamiento económico por los últimos dos años del mandato de Cristina. Hasta el momento, coincidían en un 2014 bastante peor que el 2013, porque el precio de la soja caería y la Reserva Federal de Estados Unidos abandonaría los estímulos monetarios. De todas formas, el diagnóstico no se asimilaba a lo que sucedió en el 2001 con el fin de la Convertibilidad.

Pero el deterioro de las reservas, cada vez más empinado, está encendiendo luces de alerta entre los analistas. Surgen opiniones que hablan de un adelanto en el momento crucial en el que haya que ajustar el tipo de cambio. Eso sucedería antes del 2015, no sin antes pasar por brutal una crisis financiera.

Eso es lo que se desprende del último informe de la consultora Federico Muñoz y Asociados.

“La economía argentina vuelve a estar en rumbo de colisión”, advierte el trabajo. 

Según el documento, el resultado final sería un “fuerte ajuste devaluatorio” antes del fin del segundo mandato de Cristina, que podría desbocar la inflación, siempre y cuando no haya un viraje en la política económica.

La principal variable que observan desde ese estudio son las reservas del Banco Central, que ayer perforaron la barrera de los 37 mil millones de dólares, y no tiene perspectivas de recomponerlas en lo que queda del año, ni mucho menos el próximo.

“En 2013 perderemos unos U$S9.000 millones de reservas”, pronostican en la consultora, con lo cual la entidad presidida por Mercedes Marcó del Pont cerraría el año en U$S34 mil millones. En el 2014 se irían una cifra similar, por lo que para fines de 2014 habría sólo U$S24.000 millones en las arcas del BCRA.

“Ese nivel hipotético sería en dólares constantes apenas superior al que se cayera en diciembre de 2001 y que motivara la decisión de salir de la Convertibilidad”, sostiene el informe.

“La imparable caída de las reservas sería el caldo de cultivo para que se desate un nuevo brote de desconfianza que provocaría una ruptura del comportacmiento lineal de diversas variables financieras y una súbita aceleración de su deterioro”, agrega el documento.

“Las reservas en relación al PBI, a los agregados monetarios, y a las importaciones da bastante por debajo de los niveles previos al fin de la Convertibilidad”, comentó a LPO Federico Muñoz.

Muñoz contó que las empresas “ya están recortando el crédito local; los prestamistas del exterior tienen cada vez menos interés porque no saben si el prestador va a conseguir los dólares para devolverlo”, con lo cual la entrada de dólares por vía financiera se redujo con fuerza.

El peso de este rubro es más importante de lo que se cree. En el último año llegó a representar casi el 40% de la entrada bruta de billetes verdes desde el exterior, lo cual muestra, según Muñoz, la falsedad de los que postulan que la argentina se encuentra en una situación de autarquía financiera.

En ese sentido, el economista subrayó que “hubo un cambio de signo en la Cuenta Corriente, que ahora pasó a ser negativa”. 

Hacía años que no se registraba déficit en esa partida, que incluye al sector servicios . “Por un lado se redujo la balanza comercial por la crisis energética, y también jugó en contra el turismo”, detalló. 

Por último, hubo mermas en la Inversión Extranjera Directa (IED).

Otra mirada

El ex presidente del Banco Central Aldo Pignanelli coincidió en que “en la segunda mitad del 2014 comenzarán las dificultades”, pero que de ninguna manera se estará en una situación crítica como plantea Muñoz.

“Se van a sentir más los coletazos del estrangulamiento de la Cuenta Corriente”. Pignanelli explicó que la diferencia entre la balanza comercial y la Cuenta Corriente ajusta en el nivel de reservas.

Por otro lado, Pignanelli pronosticó un desmejoramiento en los términos de intercambio, con una soja que tendrá un techo de U$S500 la tonelada, y una menor demanda de aceite de soja por parte de China.
Sin embargo, también hay que tener en cuenta habrá un aumento en la cosecha de entre el 8 y 9 por ciento, mientras que por otro lado “el gobierno va a mantener el consumo y la inversión pública”. Y eso ya le pone un piso al nivel de actividad.

En cuanto al nivel de reservas que podría llegar el Central el año próximo, aseguró que “de por sí no dice nada”.

El ex funcionario criticó a los economistas que “dicen que de un día para el otro se esfuman las reservas” y defendió el uso de las Lebac y Nobac para la política monetaria, dos instrumentos creados por él en el 2002, que pueden servir para desactivar una corrida de los depósitos, como Muñoz insinúa que podrá suceder.

“No se ha revertido ninguna de las razones que propiciaron la restauración” del cepo cambiario, argumenta Muñoz. A pesar de que el gobierno devalúa a una mayor velocidad, nuestros socios comerciales también lo hicieron, por lo que se mantiene el retraso en el tipo de cambio. Por otro lado, la demanda de pesos se sostiene “artificialmente”, dice.

Los interrogantes están abiertos. Si se cumple lo que dice Muñoz, la brecha cambiaria se dispararía, podrían salir los depósitos en pesos y en dólares (que hoy suman U$S7.000 millones), con demoras en las liquidaciones de exportaciones y un freno completo del ingreso de divisas financieras. Un panorama que Cristina debería evitar a toda costa si quiere terminar su mandato.

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