viernes, 30 de agosto de 2013

LA NOVELA DE UN CRIMEN IMPUNE

El asesinato de Ángeles Rawson

ESPECULACIONES SOBRE EL MÓVIL DEL CRIMEN
por Horacio Velmont
grupo_elron@live.com.ar



Ángeles Rawson es un caso obvio de crimen por encargo; queda patente que existe un encubrimiento sobre el verdadero autor, es decir, el que ordenó asesinarla, sin duda alguna un personaje político capaz de comprar voluntades con su poder y con su dinero.

Para ello es menester que todo se centre en un “perejil” como Mangeri, que aunque fuera culpable no dejaría de ser un perejil. Curiosamente, si fuera culpable no podría decir la verdad respecto a quien le ordenó matarla, primero porque empeoraría su situación procesal, segundo porque no podría probarlo, y tercero porque si abre la boca su vida podría peligrar. Ésta sería la razón de que declare de acuerdo a un libreto escrito y no se aparte de él.

Precisamente, cuando el abogado de Mangeri, el doctor Pierri, señaló que si su defendido declarara la verdad, los tribunales saltarían 
por los aires, seguramente se refirió a esta circunstancia.

Esta forma de declarar ha hecho pensar a muchos en su culpabilidad, ya que si fuera inocente declararía como lo haría cualquiera que lo fuera, es decir, respondiendo las preguntas que el juez le haga a fin de esclarecer debidamente su inocencia.

La conclusión de este caso es que, más allá de que Mangeri sea culpable o no, lo que importa es que todo quede centrado en un solo autor, preferentemente de un ataque sexual fallido –todo muy conveniente, por supuesto– de modo que el verdadero responsable, es decir, el autor intelectual, nunca sea buscado. Es más, sin que nunca se sospeche que pueda existir.

Lo que se dice “un crimen perfecto”…




El asesinato de Ángeles Rawson I

LA NOVELA DE UN CRIMEN IMPUNE
por Horacio Velmont
grupo_elron@live.com.ar
Cualquier semejanza con la realidad es pura coincidencia
 
La muerte de Ángeles Rawson podría servir como argumento para una novela, con la particularidad, en esta ficción, de que al final el asesinato quedaría impune. Sí, sería este tipo de novela en el que los asesinos, materiales e intelectuales, quedan sin castigo…
Veamos cómo serían las secuencias de la novela (la acción podría situarse, por ejemplo, en alguna lejana provincia argentina, en algún pueblito donde que hay un poderoso caudillo):
1.   Obreros de una quema de basura encuentran el cuerpo de una joven a la que identifican como Angélica Watson, de 16 años.
2.   El fiscal de turno promueve la causa de rigor.
3.   Sorpresivamente se presentan al juzgado personas importantes que vienen de parte del caudillo a decirle al juez que centre su atención exclusivamente en el cartonero Pérez Gil, porque él es el único asesino.
4.   Los peritos, que en la novela son banales y pueden ser presionados o comprados, ocultan algunos hechos y tergiversan otros. Las pericias, por lo tanto, son contradictorias. Algunos hablan de himen intacto, otros que no era virgen, y así por el estilo. Ocultan que Angélica estaba embarazada.
5.   Los medios de comunicación, que aprovechan el caso para tener más audiencia, caen en la trampa y basándose en esas pericias truchas realizan especulaciones totalmente erróneas. Y lo mismo sucede  con los expertos que invitan a los programas. Algunos hablan de que el cartonero no puede ser el único asesino, sino que tuvo que tener colaboradores, otros aducen que sí debido a que es alguien de fuerte contextura, etc. Por otra parte, mientras la mitad de los expertos hablan de un ataque sexual, la otra mitad dice que no hay rastros de que tal cosa haya sucedido.
6.   En la novela que postulamos, el caso cada vez se complica más. En este momento del relato aparece la clave del crimen (algo que por supuesto solo el televidente sabe). Se conoce, entonces, que Angélica era la amante del caudillo y en un descuido la embarazó. Él le pidió que abortara pero ella se negó y comenzó a presionarlo para que reconociera a la criatura o se lo diría a la esposa. El caudillo se encuentra entre la espada y la pared y desesperado se lo confiesa a su mujer. Ambos concluyen que la única forma de terminar con el problema es deshacerse de Angélica. Hablan con el cartonero Pérez Gil, que ya les había hecho algunos trabajitos sucios, y le dicen que tienen para él un trabajito fácil. El cartonero, entonces, ayudado por dos cómplices, mata a la chica y envía el cuerpo al lugar donde queman la basura.
7.   En la novela se hace hincapié en que el caudillo sabía de muchos casos de desapariciones de personas de las que jamás se supo nada, especialmente cuando el cuerpo se tira en determinados lugares, en particular donde se quema la basura. Esto también lo sabía el cartonero. Por lo tanto no habría ningún problema. Angélica desaparecería y todo sería atribuido a un caso más de trata de blancas y ahí terminaría todo. Pero para darle suspenso a la novela, hay que poner al Diablo metiendo la cola. Justo ese día el jefe del establecimiento donde queman la basura le pide a los obreros que la revisen porque alguien importante tiró por error en el contenedor un paquete conteniendo valiosos documentos. Cuando así lo hacen, descubren  el cuerpo semicompactado de Angélica.
8.   El caso, ante la inesperada aparición del cuerpo, se complica. El cartonero es citado como testigo al juzgado que instruye la causa y como estaba completamente aturdido porque lo que menos esperaba era que apareciera el cuerpo de su víctima, cree que todo acabó para él y se autoincrimina.
9.   En este momento en la novela hay una especie de “racconto” y se ve que al cartonero lo interceptan con un auto varios hombres que lo hacen subir, lo picanean y lo amenazan para que guarde silencio sobre el caudillo.
10.   Aparece en escena el doctor Pierci, el abogado defensor del cartonero. Como es obvio, el cartonero le cuenta la verdad, es decir, sobre el caudillo, quiénes fueron los que lo ayudaron y especialmente le explica que accedió porque le aseguraron que la verdad nunca se sabría y que el cuerpo de ella sería incinerado, y que ya hubo muchos casos similares. El público creería que se trata de otro caso de trata de blancas y todo se olvidaría. Su abogado le dice que por ahora, hasta encontrar una fórmula que lo libere, guarde silencio. El cartonero así lo hace.
11.   Para hacer más interesante la novela podría aparecer la esposa del caudillo que despechada abriría un sitio en la Red donde diría, a modo de justificación por la muerte de quien le había quitado a su marido, algo así como que “Angélica murió como lo que era, una basura”, agregando que se merecía lo que le sucedió porque era una “puta”. También se puede ver en este momento de la novela cómo el público se indigna por estas afirmaciones, por supuesto sin saber cuál es el trasfondo.
12.   Como la idea es que la novela no termine bien, el juez aplica el principio penal de que en la duda debe absolver, y así deja libre de culpa y cargo al cartonero y el caso queda impune, como tantos otros. También le puede aplicar una pena leve, condicional, de modo que quede libre. Todo depende del dramatismo que se le quiera dar al relato.
13.   También para hacer más interesante la ficción se puede hacer una escena en la que uno de los abogados defensores concurre con su familia invitado a un programa televisivo y en la que el conductor le pregunta si su defendido es inocente y él dice categóricamente: “El cartonero es alguien inocente que está pasando el peor momento de su vida”. Su pequeño hijo, de cinco años, que está a su lado, lo enfrenta cariñosamente, como solo los niños saben hacerlo: “Pero boludo, si el cartonero la mató…”.Naturalmente, el padre, ante la desesperación del conductor del programa, lo hace callar, pero sale airoso diciendo que su hijo sabe del caso, como todos, por los medios de comunicación. Como es obvio, el televidente que está viendo la novela sabe que el hijo repitió lo que su padre dijo en el hogar. Todo el mundo sabe que los niños están siempre con las antenas paradas…
14.   Uno de los datos más sabrosos que podría incluirse en la novela es hacer hincapié en la trampa en la que el destino hizo caer al cartonero, porque éste no puede revelar la verdad acerca de que él mató porque alguien de mucho poder se lo pidió, ya que de lo contrario su situación procesal en lugar de mejorar empeoraría.
15.   Para hacer aún más atrapante el relato, se puede presentar a la familia de Angélica como de pocos escrúpulos, haciendo comentarios extraños, protegiendo al caudillo con el que se supone que tiene negocios turbios, y también como considerando que lo que le sucedió a Angélica ella misma se lo buscó, etc. etc.
16.   No hay duda alguna que el televidente quedaría más impactado si los asesinos contratados para matar a Angélica trataran, de paso, de abusar de ella, algo que más tarde confundiría a los ingenuos expertos creyendo que el móvil del crimen fue sexual.
17.   Por supuesto que los productores tienen que poner al principio de la novela el consabido “cualquier semejanza con la realidad es pura coincidencia”.
LECTURA COMPLEMENTARIA
El asesinato de Ángeles Rawson
http://horaciovelmont.org/la-muerte-de-angeles-rawson/



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