Lunes 18 de noviembre de 2013 | 22:49
Por Jorge Oviedo | LA NACION
Ni siquiera el discreto Daniel Scioli creía que era
posible seguir luego de los comicios sin cambios en el equipo de gobierno. Y
en primer lugar apuntaba al área económica.
Como en Conversación en la Catedral , de Mario Vargas Llosa, el formalmente segundo, que era en los hechos el que mandaba, ha quedado ahora a cargo.
¿Le tocará a Kicillof poner la cara por todo? Pareciera
que sí y que lo que viene es la "profundización" del modelo
Que el "fugitivo vocacional" Lorenzino no logre escapar del todo muestra que los "papagayos", según la definición del ahora ministro, no han perdido del todo la partida. Parece haber quedado a cargo de lo que quiere controlar por su intermedio el vicepresidente Amado Boudou. Los arreglos con acreedores y las cuentas financieras con diversos acreedores y prestamistas.
Las ideas de incorporar figuras de prestigio, como Mario Blejer y el un tanto desactualizado Aldo Ferrer, una vez más no fueron más que eso, ideas.
Pareciera que Cristina Kirchner, más distante, no hará los anuncios económicos, queriendo mostrar que ella sabe, como ha hecho en el pasado. ¿Le tocará a Kicillof poner la cara por todo? Pareciera que sí y que lo que viene es la "profundización" del modelo. Hasta qué punto podrá solo el que hasta ahora era el ministro en las sombras, está por verse.
Capitanich sabe de economía y la Constitución reformada en 1994 hace que el jefe de Gabinete sea jefe de todos los ministros, pero sobre todo del titular del Palacio de Hacienda.
Así lo quisieron Carlos Menem y Raúl Alfonsín, que aspiraban a ponerle un freno a Cavallo. Juan Manuel Abal Medina jamás se atrevió a usar el poder que sólo en la letra constitucional tuvo.
Capitanich sabe de economía y la Constitución reformada
en 1994 hace que el jefe de Gabinete sea jefe de todos los ministros, pero sobre
todo del titular del Palacio de Hacienda
Habrá que ver qué pasa con Guillermo Moreno y su lugarteniente, "Pimpi" Colombo, cuyas recetas para enfrentar los problemas económicos son, literalmente, recetas de cocina, de pan casero y de salsa blanca.
Juan Carlos Fábrega está al borde de la jubilación y hasta ahora se negó a convalidar las locuras de Moreno, como cuando quería que el Banco Nación comprara los Baade a los empresarios que trajeran por esa vía dólares del exterior a un valor en pesos que igualaba al del dólar blue . No parece que se haya vuelto más permeable que antes a las embestidas de Moreno, que a Marcó del Pont le costaron discusiones a los gritos y hasta algún pico de presión arterial.
Si hay algo de Conversación en la Catedral en la historia de Kicillof, sería bueno para el país que no terminara como ministro tan mal como el personaje al que se parece en la novela.
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