jueves, 28 de noviembre de 2013

CFK delegó la rendición ante el FMI en Capitanich y Kicillof y espera los resultados





noviembre 28, 2013
 
 
 
 
 
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 Como anticipamos en esta columna, el Fondo Monetario Internacional habría exigido la renuncia de Guillermo Moreno y el acuerdo con Repsol mediante el pago de una indemnización justa como serían los 5.000 millones de dólares que se negocian. Pero además, obligó al cristinismo a pagar con bonos los cinco litigios perdidos ante el CIADI y a entablar negociaciones con los holdouts o fondos buitres a través de los fondos que reestructuraron sus deudas como el Gramercy y Fintech. Y para mayor detalle, está estudiando el nuevo índice de precios que confeccionó el gobierno y que es un secreto bajo siete llaves. Se supone que es más realista que el que truchado por el INDEC, cuyas autoridades corren riesgo de despido.

Como broche de oro, los medios de comunicación de la cadena oficial dejaron trascender ayer que en las reuniones de fin de año que el gobierno estaría negociando un acuerdo puente con el FMI por 5.000 millones de dólares para incorporarlos a las escuálidas reservas del Banco Central. También se aplicaría el artículo 4 del estatuto del fondo, que prevé una visita anual de sus funcionarios para que auditen las cuentas locales. Estas densas negociaciones las está llevando adelante Sergio Chodos, delegado argentino ante el FMI, y Cecilia Nahon, embajadora argentina en Washington, que monitorea este acuerdo gobierno-FMI.

Drenaje interminable

 

El correlato es que ayer el BCRA vendió 100 millones de dólares, el Banco Nación otros 120 millones de dólares y la ANSES remató bonos Bonar X y Boden 2015 por un valor de 90 millones de dólares más. O sea, en total, 310 millones de dólares para bajar el blue a $ 9,72 y el contado con liqui a $ 8,82. Es decir que la sangría de reservas sigue en peores condiciones que nunca. De ahí la necesidad del gobierno de claudicar ante los organismos internacionales de crédito, lo que incluye la negociación con el Club de París para saldar la deuda, que necesita el aval del FMI. El BCRA, comandado por Carlos Fábrega, está devaluando a un ritmo diario de 2 centavos que, anualizado, da una depreciación del peso del 52%. Intentando achicar la brecha con el blue, lograron bajarlo de $ 10 a $ 9,72, pero el costo de rifar reservas por 1100 millones de dólares hasta anteayer y de 310 ayer demuestra que estamos frente a una situación límite. Este paso puede producir una crisis macroeconómica en el verano.

La presidente, por su parte, en innumerables discursos juró que nunca negociaría con el FMI ni aplicaría ningún plan de ajuste. Con la excusa de su convalecencia, tomó distancia de estas negociaciones y se reserva el derecho de patear el tablero si estos acuerdos no llegan a tener éxito. El objetivo central es conseguir incorporar inversiones petroleras y préstamos bancarios para incorporar a las reservas. Si esta estrategia diera resultado, la presidente volvería con su discurso populista clientelar y anti organismos internacionales de crédito, a los cuales dio su acuerdo precario por necesidad más que por convicción.

En tanto, el proceso estanflacionario no sólo se lleva puestas las reservas del Banco Central sino que los sectores más empobrecidos no pueden comprar los alimentos y medicamentos básicos. La semana pasada casi se produjo un saqueo en San Fernando por grupos que reclamaban tierras fogoneados por bandas cristinistas, en comunas manejadas por el Frente Renovador. Y ayer, en gobernador Gálvez, en las afueras de Rosario, varios grupos saquearon un super chino que fue defendido a balazos con un saldo de tres heridos.

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