jueves, 21 de noviembre de 2013

El delirio llegó a la casa de los Borgia







21/11/13




Cristina volvió a la Casa Rosada, en un contexto de intrigas, sospechas y traiciones. No reconoció la derrota electoral y pronunció un discurso cargado de promesas que son muy poco serias

Los Borgia eran una familia de nobles, muy influyente en el Renacimiento, que tuvo su origen en el pueblo aragonés de Borja y que luego se estableció en el reino de Venecia. Se trata de un clan que pasó a la historia por su crueldad y por una ambición extrema de poder, que llegó al punto que muchos de sus integrantes se traicionaron entre si y hasta recurrieron al envenenamiento como forma de eliminar rivales internos.

Estas mismas intrigas y sospechas fueron las que ayer se pudieron percibir en la vuelta de Cristina Kirchner a la Casa Rosada, donde casi todos los nuevos ministros que juraron, como así aquellos funcionarios que fueron ratificados en el cargo, se miraban entre sí, percibiendo que tienen la espada de Damocles sobre sus cabezas. 

Si CFK echó Guillermo Moreno como si fuese un perro callejero, cuando se trataba del bulldog más fiel que tenía, que era capaz de agachar la cabeza y cometer cualquier atrocidad con tal de complacer a la primera mandataria, ningún funcionario ahora está exento de tener el mismo destino.

El tema para algunos de ellos no sólo pasa por perder el trabajo. Hay una cuestión mucho más grave: por orden de Néstor Kirchner o de CFK, han dejado sus dedos marcados en muchos de los desaguisados que se cometieron en la administración pública en la última década. Por más que ahora el gobierno pretenda garantizarle impunidad a los corruptos, mediante un proyecto de ley que elimina la responsabilidad del Estado ante los delitos  cometidos por sus funcionarios, ninguno de los responsables de la caótica situación que vive el país quedará al margen cuando el pueblo, como decía Perón, haga tronar el escarmiento.

Como no podía ser de otra manera, en este ambiente de cordialidad artificial, al que se sumaron los militantes rentados que colmaron ayer el patio de la Casa Rosada (todos pertenecientes a agrupaciones que se sostienen con los recursos que salen de los impuestos que pagamos todos los ciudadanos), CFK no se resistió a dar sus discursos de fantasía. 

Con sus palabras, la presidenta demostró estar más alejada de la realidad de lo que ocurría antes de la cirugía que se le practicó en el cráneo. No son pocos los que –bromeando- se preguntaron si esa actitud fue producto de la propia operación o de algunos efectos secundarios que podrían llegar a tener los medicamentos que está tomando. 

La puesta en escena, encabezada por la propia Cristina, fue algo muy cercano al delirio que, según la real Academia Española, equivale a “despropósito o disparate”. La psicología, en tanto, utiliza esta palabra para hablar de un “síndrome atenuado de la paranoia caracterizado por egolatría, manía persecutoria, suspicacia y agresividad”.

Lejos de reconocer el último mensaje de las urnas, la primera mandataria ratificó lo que nuestro diario vienen diciendo desde hace varios días: nada cambiará para mejor. Lo que viene puede ser mucho peor, algo que la propia Presidenta no tuvo empacho en reconocer: “vamos a profundizar el modelo”, disparó.

Cabe preguntarse, entonces: ¿de qué modelo habla Cristina?, ¿del modelo que nos lleva a tener más del 25% de inflación?, ¿del modelo que nos está llevando a quedarnos sin reservas, producto de una fuga de capitales generada por la desconfianza de los ahorristas y de los inversores?, ¿del modelo que pulverizó la moneda nacional (por una alocada emisión para sostener el gasto público clientelar e improductivo) y producto de ello en Uruguay, Brasil y Chile se niegan a aceptar el billete de $100, que es él de mayor denominación en nuestro país?


Mientras los aplaudidores le festejaban cada palabra, Cristina llegó al extremo de elogiar los desaguisados que se están cometiendo en Aerolíneas Argentinas, que pierde 2 millones de dólares por día, y cuyos aviones se han convertido en verdaderas trampas mortales. Cuando no chocan o despistan en tierra firme, dejan varados a los argentinos en el exterior, como ayer ocurrió en Miami.
                                                                                                                                                                                
Como si todo esto fuera poco, sin hacerse cargo en lo más mínimo de los negociados que se vienen haciendo desde hace más de una década en los ferrocarriles, que en los últimos 21 meses le costaron la vida a 51 personas en la estación Once y otras tres en Castelar, la primera mandataria afirmó: “vamos  a tener la inversión más grande en 50 años en ferrocarriles, ya que dispuse cientos de millones de dólares en renovar  todos los trenes urbanos”. Fue algo muy poco serio, que no resiste el menor análisis, y más si sale de boca de una presidenta que ni siquiera fue capaz de electrificar el ferrocarril Roca, pese a que tanta ella, como su marido muerto, prometieron públicamente esta obra -en reiteradas ocasiones- durante la última década.
Lo de ayer se asemejó al delirio que, en el año 2004, se apoderó del entonces presidente Kirchner, que llegó anunciar una inversión multimillonaria, de más 20 mil millones de dólares, que supuestamente iba a venir desde China para renovar los ferrocarriles. Obviamente, no llegó ni un solo dólar.

El broche de oro, como no podía ser de otra manera, fue otra mentira. Durante su discurso, Cristina dijo que bajo el desempleo, ubicándose en el 6,8%. ¿De dónde sacó los datos? Del INDEC. El último, por favor, que apague la luz

Sin disimulo

Ayer, mientras que cada uno de los funcionarios K sentía en su cuello el frío aliento de la traición, algunos no podían disimular el malestar frente a las cámaras. Por eso, el ministro del Interior y Transporte, Florencio Randazzo, al que en nuestro diario bautizamos como el “hombre de la eterna sonrisa” por su recurrente tendencia a sonreír, incluso en las peores circunstancias, ayer ni siquiera pudo hacer una mueca. Y lo mismo le ocurrió al senador Miguel Angel Pichetto, experto en defender lo indefendible, sin importar que el postor sea un gobierno menemista, duhaldista o kirchnerista.

En tanto, al saliente jefe de gabinete, Juan Manuel Abal Medina, se lo vio recluido, mezclado entre los asistentes, como sabiendo que el destino que le dieron, la embajada de Chile, no lo salvará de tener que dar explicaciones cuando llegue el momento de que los K, luego de diez años de despilfarro y corrupción, deban dar cuenta de lo que han hecho.

Los que pegaron el faltazo, seguramente molestos por la falta de códigos de la presidenta, fueron Guillermo Moreno y la saliente titular del Banco Central, Mercedes Marcó del Pont.

Lucrecia Borgia

Una de los integrantes del clan, que vivió de 1480 a 1519. Se le atribuyen una participación activa en los crímenes de su padre y de su hermano, quienes le concertaron una serie de casamientos con hombres importantes o poderosos de la época, siempre con las ambiciones políticas de la familia en mente.

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