martes, 19 de noviembre de 2013

“Sacame del país”, le pidió Moreno a Cristina





Miércoles, 20 de Noviembre de 2013 | 1:03 hs

 El secretario de Comercio interior y emblema del kirchnerismo presentó su renuncia y será propuesto como agregado comercial en la embajada de Italia. Fue en un día de fuerte baja en la Bolsa de Comercio, tras el ascenso de Kicillof como ministro de Economía. En su reemplazo suena Augusto Costa, quien responde al economista de La Cámpora.

 Su salida marca un cambio de época para el kirchnerismo. El secretario del Interior, Guillermo Moreno, presentó hoy su renuncia a la presidenta Cristina Kirchner, una medida reclamada por la oposición y la mayoría de la sociedad.

Se trata de un cambio que complementa pero opaca en importancia la renovación del gabinete que tuvo lugar ayer, y deja afuera del gobierno kirchnerista a uno de sus dirigentes más antiguos y, sin dudas, al más polémico.

Moreno venía acumulando fracasos en sus políticas de los últimos dos años que auspiciaron los rumores sobre su salida. Pero según averiguó LPO, Cristina Kirchner tenía planeado mantener al secretario del Interior en el cargo para que el nuevo ministro de Economía, Axel Kicillof, lo echara y emergiera así fortalecido en su cargo.

Sin embargo, la pésima recpeción que tuvieron hoy los cambios del gabinete en los mercados –la Bolsa se desplomó más del 6 por ciento- habrían acelerado la decisión de la Presidenta.

Según trascendió, el secretario de Comercio Interior se habría enterado hoy del plan para que fuese echado por Kicillof, lo que llevó a un furioso Moreno a reclamarle a Cristina Kirchner en persona. Una vez que el funcionario comprendió que su salida era inevitable, le pidió a la Presidenta: “Mandame a donde sea, pero no me dejes en el país”.

El nuevo cargo que recibió, agregaduría económica en la Embajada argentina de Italia, reviste poca jerarquía y delata la mala relación con la que Moreno se despidió de la gestión kirchnerista.

Para reemplazarlo al frente de la Secretaría de Comercio Interior se baraja el nombre de Augusto Costa, actual secretario de Relaciones Económicas Internacionales y mano derecha y amigo personal de Axel Kicillof, quien hace tiempo lo quiere ocupando ese puesto. La confirmación de Costa en ese cargo confirmaría la concentración de poder del nuevo ministro del Interior de cara a los restantes dos años de gestión kirchnerista.

De todos modos, el reemplazo no significaría un giro rotundo en las medidas económicas implementadas por Moreno en comercio exterior. Por decisión de Cristina Kirchner, seguiría vigente el actual esquema de DJAI (Declaraciones Juradas Anticipada de Importaciones) como una herramienta para buscar equilibrio en la balanza comercial, que viene registrando superávits decrecientes.

En cambio, la salida de Moreno sí traería un cambio en el estilo con que se lleva adelante la política: la gestión de Costa u otro funcionario terminaría con la costumbre de presiones, gritos y aprietes a empresarios para lograr sus objetivos.

Un año de fracasos

A lo largo de su gestión al frente de la secretaría de Comercio Interior, Guillermo Moreno fue reconfirmado una y otra vez en su cargo a pesar de la presión de la oposición por su estilo patotero y de los reclamos de la sociedad, ante la cual pasó a ser visto como el ingeniero de la manipulación del Indec.

Pero en los últimos dos años, Moreno comenzó a acumular fracasos en todas las iniciativas de gestión que impulsó. Luego de la intervención del Indec, el secretario introdujo las trabas a las importaciones, que complicaron a sectores de la industria dependientes de insumos extranjeros, a través de las DJAI.

También fallaron todas las medidas que quiso tomar para contener la inflación, como los planes de Carne, Pescado, Milanesas y Ropa para Todos, entre otros, que apuntaban a vender productos por debajo del precio de mercado. Tampoco llegó a lanzarse, a pesar de múltiples promesas, la tarjeta Supercard, que serviría para hacer compras en supermercados achicando la comisión que cobran las empresas de tarjetas de crédito.

Las constantes presiones de Moreno sobre el empresariado para contener la inflación culminaron en el congelamiento de precios para productos de consumo, que comenzó a principios de este año y según el cual 500 productos mantendrían fijo su precio.

Instrumentó el operativo “Mirar para cuidar” para que militantes kirchneristas vigilaran que el plan se cumpliera, pero con el tiempo se registraron faltantes en la mayoría de los productos y poco a poco se diluyó el congelamiento.

Pero el fracaso más rotundo de Guillermo Moreno fue también su plan más audaz: el blanqueo de capitales. A través del Cedin y su mentado bono energético –Baade- el secretario de Comercio apuntaba la entrada de 4 mil millones de dólares para aliviar las declinantes cuentas del Banco Central. Pero en los primeros tres meses apenas se había recaudado el 3 por ciento del objetivo.

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