domingo, 23 de febrero de 2014

El gobierno busca escapar de un escenario a la venezolana





febrero 23, 2014



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 A partir de esta semana no es arriesgado decir que CFK está gobernando con un ojo mirando a Caracas. Pese a que existen algunas diferencias sustanciales entre el kirchnerismo y el régimen bolivariano, sus similitudes son demasiadas. Si Venezuela ingresara, por ejemplo, en una espiral de violencia próxima a la guerra civil, esto no dejaría de tener sus efectos en el confuso marco de las relaciones entre el oficialismo y la oposición locales. De hecho y a su manera, el cristinismo está tratando de marcar diferencias con el manejo de la crisis económica que lleva adelante Nicolás Maduro. Las ilícitas presiones sobre las empresas formadoras de precios, sumadas a los escraches públicos y la movilización de los aparatos políticos para presionar a los empresarios son sin duda formas atenuadas de chavismo. 

Pero en otros campos la Casa Rosada trata de mostrarse algo más respetuosa de las formas republicanas. Un caso fue el sorpresivo final de la elección de autoridades en el Consejo de la Magistratura. Como sintetizó La Nación: “El insólito desenlace de la elección de autoridades en el Consejo de la Magistratura no dejó grandes heridos; con el triunfo del espíritu “conciliador”, todos se llevaron algún éxito que mostrar en sus filas.

Ahora, los jueces -que se alzaron con la presidencia- y el kirchnerismo sostienen que trabajarán en la búsqueda de “consensos”. Si pretenden cubrir los centenares de vacantes judiciales, no tienen otra alternativa. El diseño legal del Consejo, que el Gobierno pretendió sin éxito modificar el año pasado, exige que las ternas de candidatos a jueces que se elevan al Poder Ejecutivo se aprueben por una mayoría calificada de dos tercios. Ningún bloque tiene, por sí sólo, ese poder.

Que ningún grupo haya salido humillado del primer plenario del año colabora con la declarada vocación de buscar acuerdos.

Los grandes ganadores fueron los jueces de la lista Bordó, la más crítica del Gobierno, enfrentada desde hace años con la lista Celeste en la interna de la Asociación de Magistrados.

Nunca antes dos jueces habían sido presidente y vice de este Consejo. Los dos, Alejandro Sánchez Freytes y Ricardo Recondo, son bordós. Increíblemente, el apoyo del kirchnerismo fue decisivo para que se impusiera esta fórmula. “No te bajes, Recondo. Nosotros te votamos”, le decía risueño el kirchnerista Carlos Moreno, cuando el consejero Mario Fera, de la lista Celeste, avisó que él no lo pensaba apoyar, y las negociaciones, después de cinco horas, parecían trabadas.

“Priorizamos el consenso”, explicó el consejero y secretario de Justicia, Julián Álvarez, a La Nación, sobre el voto a Recondo. Y, de paso, se vengaron de Fera, a quien acusan de haberlos traicionado.”

Al mismo tiempo y en otro campo no menos significativo, el lunes pasado la Autoridad Federal de Servicios de Comunicación Audiovisual (AFSCA) aprobó el plan de adecuación presentado por el grupo Clarín de acuerdo a las pautas establecidas por la Ley de Medios, sancionada en 2009. Con esta decisión se cierra una de las principales polémicas que protagonizó el kirchnerismo durante sus diez años en el poder. Este hecho generó una imagen de distensión que se hizo sentir dentro y fuera del país.

Una tercera señal de moderación fue el anuncio de que el Gobierno argentino y la petrolera española Repsol firmarán en los próximos días un acuerdo de indemnización de U$S 5.000 millones tras la nacionalización en 2012 de YPF. Bajo los términos del acuerdo, la petrolera recibiría varios bonos con un valor nominal de unos U$S 5.500 millones. Estos bonos combinarían títulos ya emitidos y nueva deuda a 10 años por un valor cercano a U$S 3.000 millones, sostuvo la fuente señalada por Reuters.

Como los bonos ya emitidos cotizan con descuento, el Gobierno argentino utilizará la nueva deuda para alcanzar una cifra de U$S 4.500 millones de valor real de mercado acordada. El acuerdo deberá ser ratificado por la junta y el consejo de administración de Repsol, que se reúne el martes, así como por el Congreso argentino. Un portavoz de Repsol rehusó hacer comentarios.

Estos pasos para descomprimir son coherentes con la inminencia de un segundo trimestre económicamente muy duro en materia inflacionaria, pese al ingreso de los dólares de la cosecha. Con su particular estilo, el kirchnerismo trata, por ejemplo, de aislar a Hugo Moyano fragmentando el frente sindical para que se vaya imponiendo el tope salarial del 25% que intenta plantar y que para empezar choca con el escollo de los gremios docentes. Las disidencias entre el líder de los camioneros y Luis Barrionuevo ayudan a la Casa Rosada. También lo hace el hecho de que los principales centros opositores prefieran tomar una prudente distancia de la ofensiva gremial por aumentos del 30% o superiores. Es que tanto Hermes Binner como Ernesto Sanz, Elisa Carrió y también Sergio Massa tendrían en claro que una especie de rodrigazo desatado por aumentos salariales importantes haría que el gobierno acuse a la oposición de intentar un golpe de estado. 

A diferencia de lo que está ocurriendo en Venezuela y sobre todo a partir del surgimiento del liderazgo de Leopoldo López, la oposición local descarta la movilización de las masas como un factor estratégico propio. Más bien lo contrario: la dirigencia partidaria recela de las grandes marchas de protesta en las cuales no se aplaude a ningún político, como ocurriría si tiene éxito la convocatoria que circula en las redes sociales para el próximo 13 de marzo. Toda la energía opositora está entonces puesta en el calendario electoral, lo que le da un marco de sustentabilidad importante al gobierno.
 

Un juego de matices

 

Entre las maniobras que ahora despliega el cristinismo está la de no atacar frontalmente a Sergio Massa para no potenciar su crecimiento y con la expectativa de éste se amesete en las encuestas y salgan a la luz algunas fuertes disidencias internas. El pase del intendente de Merlo Raúl Othacehé al Frente Renovador hizo que en el senado bonaerense Massa pasara a contar con veinte bancas, mientras que el Frente para la Victoria se quedará con 19. El líder del Frente Renovador había conseguido este número hace diez días, cuando la llegada de Othacehé le garantizó una banca más del senador Alejandro Urdampilleta, que responde al jefe comunal.

 Esta complicación para el oficialismo paradójicamente obligó a que el gobierno reforzara a Daniel Scioli, quien viene de pasar por un mal trago en su breve gira por EEUU. Aunque no trascendió en los medios, varios empresarios americanos lo interpelaron exigiéndole precisiones sobre las futuras decisiones económicas del gobierno, respuestas que obviamente no pudo dar. Ahora el debate de la coyuntura empezó a girar en torno al montaje que el kirchnerismo prepara para el 1 de marzo, cuando CFK inaugure un nuevo período de sesiones del Congreso. Una retirada masiva de la oposición del recinto sería un gesto de repudio a las últimas medidas del gobierno, que se podría producir sobre todo si se fija el aumento de los docentes por decreto.

Otro punto sensible es que el discreto plan del Jefe del Estado Mayor del Ejército General César Milani para preparar su fuerza para intervenir en la seguridad interior chocó ya con obstáculos externos. La compra de vehículos americanos Hummer forma parte de este plan, pero en el Congreso de los EE.UU. ya hay objeciones formales, como la del diputado John Mica: “El Gobierno argentino tiene una reciente y compleja historia de socavar los intereses de Estados Unidos en el hemisferio”, argumenta Mica. “Además, Argentina demostró ser poco confiable en sus relaciones con los militares estadounidenses”, agrega el diputado por la Florida, que recuerda que, como ejemplo de la “tensa relación”, Barack Obama evitó una escala en Argentina las veces que visitó América Latina.

Así las cosas, la incipiente lucha del gobierno para escaparse de su espejo bolivariano tiene no pocos obstáculos en su camino.

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