La confirmación de que Gerardo Zamora reemplazará a Beatriz Rojkés de
Alperovich en la presidencia provisional del Senado parece una jugada
multipropósito. Para empezar, el ex gobernador de Santiago del Estero y
esposo de la actual gobernadora Claudia Ledesma Abdala tendrá sin duda
un perfil alto en la conducción del Senado, lo que remarcaría el eclipse
político de Amado Boudou, ahora jaqueado por las denuncias de las hijas
de Néstor Ciccone sobre las reuniones que habría mantenido con éste.
Ayer se hablaba hasta de la posibilidad de una licencia del vicepresidente para que Zamora asuma el rol protagónico en la conducción del cuerpo. Aunque no se llegue a esto, lo más probable es que Boudou a partir de ahora intensifique sus giras en el exterior, presidiendo cada vez menos las sesiones.
Ayer se hablaba hasta de la posibilidad de una licencia del vicepresidente para que Zamora asuma el rol protagónico en la conducción del cuerpo. Aunque no se llegue a esto, lo más probable es que Boudou a partir de ahora intensifique sus giras en el exterior, presidiendo cada vez menos las sesiones.
Según trascendió, la presidente estaría
convencida de que el procesamiento de su compañero de fórmula es
prácticamente inevitable. Durante la etérea gestión de Rojkés, CFK le
dio escaso juego a Boudou en la toma de decisiones haciendo que el
presidente del bloque oficialista, Miguel Ángel Pichetto, tuviera la voz
cantante en la cámara alta. Pero en los últimos meses Pichetto empezó a
mostrarse cada vez más cerca de Daniel Scioli, dando algunas señales
públicas de disidencia, como su alusión a que votaría el nuevo proyecto
de Código Civil y Comercial por “obediencia debida”. Así las cosas, el
gobierno necesitaba un recambio que a su vez no fuera una concesión a la
trama que en el bloque del FpV tejen Aníbal Fernández y otros
senadores.
Paradójicamente, fue la Corte Suprema la que le abrió la solución de
Zamora a Cristina, al fallar en septiembre del año pasado en contra de
la posibilidad de que aquél se presentara como candidato a un tercer
mandato como gobernador, sentencia que obligó a que su esposa aterrizara
en la gobernación.
En cuanto a la confiabilidad, tampoco Zamora le daría demasiadas garantías a la Casa Rosada y son conocidos los contactos que mantuvo en los últimos meses con Sergio Massa. En el entorno del santiagueño se lo menciona como candidato a vicepresidente de Daniel Scioli en el 2015, desalojando tal vez a los candidatos pejotistas como Sergio Urribarri y José Luis Gioja. Dueño del 66% de los votos en su provincia, Zamora se mueve ahora con cierta comodidad, porque podría plantearse su retorno a la gobernación si su proyección en la política nacional fracasara.
También vale señalar que la elección de Zamora por CFK es un nuevo desaire a la dirigencia del PJ, que recuperó cierto espacio con la llegada de Fernando Espinoza, intendente de La Matanza, a la presidencia del PJ bonaerense.
Curiosamente, la designación de Zamora también sería una señal de que la presidente no estaría pensando en forzar una renuncia de Boudou, ya que si esto ocurriera, Zamora pasaría a ser automáticamente el primero en la línea de la sucesión presidencial. En un denso mensaje entrelíneas, la presidente parece estar diciéndole a la dirigencia de su partido que, en caso de una crisis terminal, preferiría que un radical termine a cargo del Ejecutivo.
La diáspora radical
Claro está que el encumbramiento de Zamora no sólo acelera el ocaso de Boudou sino que introduce una profunda cuña en las filas de la UCR. El santiagueño es un modelo de radical K y, de algún modo, viene a cumplir un rol parecido al de Julio Cobos en el 2007. Pero el mendocino mostró rápidamente sus diferencias con el cristinismo y dejó de ser una cuña para dividir a los radicales para pasar a ser una figura prácticamente de perfil opositor.
En cuanto a la confiabilidad, tampoco Zamora le daría demasiadas garantías a la Casa Rosada y son conocidos los contactos que mantuvo en los últimos meses con Sergio Massa. En el entorno del santiagueño se lo menciona como candidato a vicepresidente de Daniel Scioli en el 2015, desalojando tal vez a los candidatos pejotistas como Sergio Urribarri y José Luis Gioja. Dueño del 66% de los votos en su provincia, Zamora se mueve ahora con cierta comodidad, porque podría plantearse su retorno a la gobernación si su proyección en la política nacional fracasara.
También vale señalar que la elección de Zamora por CFK es un nuevo desaire a la dirigencia del PJ, que recuperó cierto espacio con la llegada de Fernando Espinoza, intendente de La Matanza, a la presidencia del PJ bonaerense.
Curiosamente, la designación de Zamora también sería una señal de que la presidente no estaría pensando en forzar una renuncia de Boudou, ya que si esto ocurriera, Zamora pasaría a ser automáticamente el primero en la línea de la sucesión presidencial. En un denso mensaje entrelíneas, la presidente parece estar diciéndole a la dirigencia de su partido que, en caso de una crisis terminal, preferiría que un radical termine a cargo del Ejecutivo.
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