domingo, 30 de marzo de 2014

Lo que no se dice ni se publica


CARTAS Y NOTAS DE NUESTROS AMIGOS LECTORES



Muere un jubilado cada cuatro días en la Argentina a raíz de un robo violento. En estos últimos tres meses, hubo 17 crímenes de ancianos, y los expertos calculan que los casos no denunciados o de simple supervivencia agónica multiplican esa estadística oficial. ¿Cuándo naturalizamos los argentinos esta clase de aberraciones?

 Es escalofriante el modo en que la excepcionalidad y el horror se instalaron progresivamente en el país.

Cuatro millones de jubilados cobran entre 2000 y 2700 pesos, y les otorgaron un 11 por ciento para que tiren hasta agosto: la inflación actual ya pulverizó esa limosna y tendrán que hacer frente solitos a un año de precios astronómicos. Los fondos de la Anses se utilizan para el gasto corriente de un Estado lleno de "ñoquis".

Es una fiel reproducción de extractos de un artículo memorable del periodista Jorge Fernández Díaz publicado en La Nación. Nadie se hace cargo del drama que viven los jubilados, saqueados por el mismo gobierno.

 
Todo gira alrededor de las paritarias, donde los gremios imponen su fuerza y el gobierno con temor a las huelgas y a la pérdida de votos claudica vergonzosamente otorgando subas del más del 30%. Los ancianos son un descarte humillante, apodados por la Fantoche, de buitres y caranchos.

 
"Tras cuernos, palos".


Muchas gracias a nuestro AMIGO S.P. por el envío.

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