13/03/2014
Por la Dra.
María Celsa Rodríguez
Porque
será que siempre que escuchamos la frase "hay un piquete en la ruta o en el
centro de la ciudad" nos provoca un estado de mal humor. Es que sabemos que
nos robarán tiempo de espera o seremos testigos de algún enfrentamiento con un
chofer de taxi o de un colectivero con poca paciencia y horarios que cumplir.
Porque cuando toman la vía pública bajo el grito de un reclamo, justifican el
malhumor de los transeúntes, mas allá del objeto de su protesta, al ponerlo
como una condición prioritaria y válida, para provocar el caos urbano y así
conseguir torcer la voluntad del gobierno, aunque tengan que hacer padecer a
media ciudad que nada tiene que ver en "sus" problemas"
Si
bien estos movimientos sociales surgieron como dice el Dr. Gabriel Boragina
en su libro "Socialismo y Capitalismo": "con la aparición en
escena de gobiernos "populistas" o "populares", que combinan elementos
discursivos marxistas con otros nacionalistas y que declaman ideas de izquierda
o mejor dicho,socialistas, en tanto en la práctica operan a a veces en este
sentido y otras veces en el contrario". Y que evidentemente la consecuencia
de esos reclamos son en protesta, porque los gobiernos no hacen las cosas como
deberían o porque no cumplieron las promesas que quedaron en una agenda
perdida.
Ellos
se mueven movidos por sus necesidades individuales que se emparentan a la de
otros, para formar desde un colectivo de lucha cotidiana, una voz potente, que
bajo el influjo de banderas, bombos y megáfonos, oscilan impetuosos por las
calles y avenidas de la ciudad. Alineados en ese paisaje que los caracterizan,
en la heterogenidad de sus protagonistas, andando a paso armónico y homogéneo
con su causa.
Como
bien explica el Dr. Boragina, hay que hacer distinciones "debemos separar,
en consecuencia, a aquellos sectores que plantean legítimos reclamos laborales
y salariales por un lado, de aquellos otros que en cambio, utilizan a estos
grupos para infiltrarse en ellos y desde allí hacer activismo político con
metas completamente diferentes". A estos, él los llama "operadores
políticos" y seguramente en su cabeza comenzarán a rondar nombres, hay
muchos, algunos con cargos públicos, otros con grandes privilegios y también
están los que aspiran a una banca legislativa.
Tengamos
en cuenta, como aclara Boragina que " hay una suerte de mezcla entre los
verdaderamente carenciados y desocupados - la gente que realmente padece de
necesidades materiales fruto de la falta de trabajo o exiguos ingresos y que,
por lo general; no tiene filiación ni ideología política específica; y mucho
menos militancia alguna - y los activistas políticos - por su parte- cuyos
objetivos son de conquista del poder por el poder mismo, y sus medios son la
manipulación y explotación de la gente que padece de hambre y de miseria" Y
son " captados y dirigidos por activistas de izquierda que se arrojaron sobre
ellos como lobos sobre ovejas y que superponen y privilegian, sus objetivos
políticos a las legítimas aspiraciones sociales, laborales y salariales de los
genuinamente pobres, las metas de los provocadores políticos terminan - como se
ha dicho- imponiéndose; eclipsando y superando a la de los pobres, generan la
reacción de la clase política dirigente en el poder y determinan la
agudización del conflicto en lugar de la resolución de problemas... Los
caciques populares de los movimientos sociales de protestas no son mas que
aspirantes a "burócratas". Su interés final es obtener el poder político. Las
necesidades de "su" grupo ocupan un lugar ínfimo, remoto y lejano en su escala
de valores"
Pero hagamos un poco de historia. Según el libro de Ernesto Villanueva y Astor Massetti, "Movimientos sociales y acción colectiva en la Argentina de hoy" dice que: "En el contexto de la recuperación de la democracia en 1983 las luchas sociales quedaron fuertemente vinculadas con lo político, sea por el debate acerca del significado de la democracia o por el renacer del sindicalismo peronista como eje de la oposición política. La acción sindical era el actor principal de la lucha de los trabajadores por mejores salarios y condiciones de trabajo. Por una parte hubo una reducción de las luchas laborales a lo gremial y, por otra parte, el peronismo utilizó este anclaje en la lucha por posiciones en el sistema político... En la década del 90 las luchas sociales fueron perdiendo un contenido político en la perspectiva de los actores."Hubo una "retirada del peronismo de las bases del conflicto social, sin detrimento de otros factores dinámicos que hayan intervenido hacia el mismo resultado" Fue así que los movimientos sociales fueron buscando su espacio y a codazos con sus necesidades, carencias y quejas se levantaron en lucha haciendo de la protesta y del piquete una presencia cotidiana.
Pero hagamos un poco de historia. Según el libro de Ernesto Villanueva y Astor Massetti, "Movimientos sociales y acción colectiva en la Argentina de hoy" dice que: "En el contexto de la recuperación de la democracia en 1983 las luchas sociales quedaron fuertemente vinculadas con lo político, sea por el debate acerca del significado de la democracia o por el renacer del sindicalismo peronista como eje de la oposición política. La acción sindical era el actor principal de la lucha de los trabajadores por mejores salarios y condiciones de trabajo. Por una parte hubo una reducción de las luchas laborales a lo gremial y, por otra parte, el peronismo utilizó este anclaje en la lucha por posiciones en el sistema político... En la década del 90 las luchas sociales fueron perdiendo un contenido político en la perspectiva de los actores."Hubo una "retirada del peronismo de las bases del conflicto social, sin detrimento de otros factores dinámicos que hayan intervenido hacia el mismo resultado" Fue así que los movimientos sociales fueron buscando su espacio y a codazos con sus necesidades, carencias y quejas se levantaron en lucha haciendo de la protesta y del piquete una presencia cotidiana.
Nathalie
Lebon y Elizabeth Maier en su libro "De lo privado a lo público: 30 años
de lucha ciudadana de las mujeres en América Latina" explica que " Los
primeros cortes de rutas fueron realizados por habitantes de Cutral-Co y Plaza
Huincul, en la Provincia de Neuquén, en junio de 1996, seguido por similares en
Gral Mosconi y Tartagal en Salta en mayo de 1997. En esa misma época emergieron
el Movimiento Mujeres Agropecuarias en Lucha (MML) y el Movimiento Campesino
Santiagueños (Mocase) (Giarraca y Teubal, 2001); (Bidasseca y Mariotti, 2001),
La coordinadora contra la Represión Policial e Institucional (Correpi) y las
Madres del Dolor ... Las "asambleas barriales" surgieron de las diferentes
acciones colectivas del 19/20 de diciembre de 2001. Por eso, uno de los ejes
centrales de acción se vincula a la crítica al sistema político y la elaboración
de propuestas alternativas de profundización democrática"
Si
miramos su composición social, veremos, según el libro de Mauricio Schoijet:
"La crisis argentina: los movimientos sociales y la democracia
representativa" que "no solo participan desempleados, jubilados y amas
de casa, sino también ocupados" y subocupados. "La mayoría serían desempleados
del sector proletariado mas pobre y menores de 30 años" Además aclara
Schoijet que "en el movimiento piquetero hay un sector revolucionario, pero
también un fuerte anarquismo espontáneo, y un considerable sector conciliador"
En cuanto a su composición política " algunos llevan los nombres de Aníbal Verón
y Teresa Rodríguez: Ambos martires del movimiento; el primero un desempleado
salteño padre de 5 hijos; la segunda una trabajadora doméstica neuquina de 25
años, madre de 3 hijos" También estan otros: como el Movimiento Barrios de
Pie, el MTD Movimiento de trabajadores Desocupado, la CCC La Corriente
Clasista y Combativa, Los movimientos indigenistas, El Polo Obrero , Patria
Libre, Movimiento Independiente de Jubilados y Desocupados (MIJD) liderado por
Raúl Castell, y varios más.
La
pregunta que surge es "¿contra que, o contra quienes protestan? Al respecto
dice el Dr. Boragina: "La atenta observación de la mayoría de estos
movimientos, nos permiten advertir que la protesta se dirige contra la situación
particular de pobreza", de exclusión, de falta de respuestas a sus
peticiones ..." lo que ellos llaman injusticia social... En definitiva, la
protesta - visto de este ángulo - parece absolutamente válida... lo
verdaderamente criticable no es el objetivo de la protesta en sí mismo, sino la
metodología de ella; mejor dicho, a través de los cuales la protesta se
manifiesta".
Días
atrás, ante la Asamblea Legislativa, la Presidente Cristina Kirchner habló de
un "proyecto para limitar la protesta callejera" porque "no puede ser
que diez personas, por más razón que tengan, corten el tránsito y perjudiquen a
miles"-dijo. Aunque hemos visto a varios kirchnerista manifestándose en la
calle y han hecho su fama y negocio con las protestas callejeras. Desde los
protegidos por el gobierno como el piquetero DÉlías y Milagro Salas hasta el
mismo Guillermo Moreno. Recordemos además a la agrupación Quebracho, aliada
ahora al kirchnerismo, que había hecho varios escrarches, y cortado calles
ante Shell y Coto por el aumento de precios en sus productos.
Si
bien en democracia la protesta es un derecho de todos los ciudadanos, el tema
central es ¿qué límites tiene cada uno a la hora de hacer su reclamo? y de esa
manera mantener una convivencia social dentro de ciertos parámetros de
equilibrio. No es posible que se corte totalmente una avenida o una ruta dejando
a cientos de personas varadas por largas horas.
Los
movimientos sociales ya son una fuerza a la par de los sindicatos,
protagonizando la lucha por sus reclamos, utilizando mecanismos confrontativos
como una estrategia para hacerse oír y visualizar su presencia. Sus voces se
elevan reclamando un trabajo digno, vivienda, educación, y salud. Con la crisis
económica actual van a ver engrosar sus filas, como consecuencia de los
despidos que empiezan a cuantificar el numero de desocupados. Y el discurso
oficialista no puede responder a las necesidades diarias de la gente que no les
alcanza para vivir. Ellos seguirán encarnando desde sus propias historias,
agrupados a una masa que solo pide lo necesario para una vida digna, y que son
arrastrados por líderes que buscan su propio rédito personal, utilizando como
medio, a aquellos atrapados en sus impepinables carencias.
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