miércoles, 16 de abril de 2014

Amorim, el ejemplo que Timerman debería imitar







Por  | LA NACION


Las comparaciones resultan odiosas y polémicas tanto en el plano personal como en el político o histórico. Pero a veces vale la pena hacer pequeñas excepciones a la regla. Este es el caso del canciller Héctor Timerman , quien debería aprender (y mucho) del actual ministro de Defensa de Brasil, Celso Amorim.

Este funcionario de Dilma Rousseff , que también fue canciller de Lula Da Silva y de Itamar Franco, resulta ser lo opuesto al canciller argentino. Si la mesura y la cordialidad son características propias de Amorim, no son esas precisamente las virtudes que rodean a Timerman. No hace falta detenerse demasiado en la figura del canciller argentino sino de reflotar la figura del diplomático brasileño como ejemplo de un país que construyó su política exterior como una política de Estado que permanece en el tiempo más allá de los cambios de gobierno.

Amorim es un actor central en la política exterior de Brasil de los últimos 15 años. Se lo caracteriza como un "negociador refinado" y un hombre de diálogo 

Amorim arribó ayer a Buenos Aires para presentar su libro Breves narrativas diplomáticas. Allí reúne las anotaciones que el actual ministro de Defensa hizo sobre los hechos y procesos más relevantes de la política exterior del presidente Lula, donde participó activamente.

En la presentación del libro hubo figuras de todo el arco político que se acercaron para saludarlo. Se destacaban el ex canciller Jorge Taiana ; el ministro de Defensa Agustín Rossi ; Aldo Ferrer, García Moritán y Nicolás Trota, entre otros. Aunque también hubo referentes de la oposición, lo que habla de la figura plural y dialoguista que encarna Amorim.

En la selección de textos que se reúnen en Breves narrativas diplomáticas, Amorim plantea en primera persona temas espinosos como la posición de Brasil frente a la invasión estadounidense de Irak en 2003; las negociaciones sobre el ALCA y la posición común de Venezuela y el Mercosur durante la Cumbre de Mar del Plata en 2005; la Ronda de Doha de la Organización Mundial del Comercio (OMC); la integración sudamericana; el nacimiento de la Unasur; las relaciones con Néstor y Cristina Kirchner ; la nueva política exterior brasileña, sus vínculos con los BRICS y con África.

Amorim logró que Lula establezca una relación madura y no beligerante con Washington. Así se ganó el respeto de Estados Unidos 

"Brasil tiene una política exterior activa en la que Sudamérica es clave y busca ser capaz de reaccionar a una agenda internacional con la defensa de los propios intereses", dijo Amorim durante el cálido encuentro organizado por Taeda editores.

Amorim es un actor central en la política exterior de Brasil de los últimos 15 años. Se lo caracteriza como un "negociador refinado" y un hombre de diálogo. El actual ministro de Defensa de Brasil finalizó la carrera diplomática en 1963. Egresado del Instituto Rio Branco, cuenta con posgrados en la Academia Diplomática de Viena y en la London School of Economics and Political Science.

Se puede decir que el estilo negociador llevó a Amorim a posicionar a Brasil en un lugar diferenciado de los Estados Unidos aunque no hizo de esa postura una rebelión bulliciosa al viejo estilo de la izquierda setentista latinoamericana. Es decir, un perfil muy lejano, por cierto, del estilo de alicate en mano que utilizó Timerman para impedir el ingreso de un avión militar norteamericano en Ezeiza.

Amorim logró que Lula establezca una relación madura y no beligerante con Washington. Así se ganó el respeto de Estados Unidos. También fijó hábilmente las bases de la alianza de los países BRICS con Rusia, India, China y Sudáfrica. Amorim cree firmemente que estos países tienen el poder de "redefinir la gobernanza mundial".

Vale la pena leer algunos de los últimos textos del ministro de Defensa de Rousseff en los que plantea la estrategia militar de Brasil a largo plazo con el firme objetivo de proteger sus reservas naturales. A su vez, sólo un visionario como Amorim abrió el debate de la defensa cibernética en momentos en que Brasil sufría los ataques de espionaje de Estados Unidos. Y es un gran defensor del Mercosur como bloque estratégico de América latina.

Ayer, no le esquivó las lanzas a los temas espinosos. Habló de todo y en un mensaje cifrado para la Argentina planteó la necesidad de "estar juntos para participar en un mundo nuevo, complejo y multipolar". También calificó a la relación de Brasil con la Argentina como la "más estratégica" de la región. Y habló de Venezuela para reflotar el papel de la Unasur en el llamado al diálogo de los sectores enfrentados.

Amorim está involucrado directamente para que Brasil ocupe un puesto permanente en el Consejo de Seguridad de la ONU aunque a la vez está convencido de lo cruciales que son las misiones internacionales de paz en un mundo cada vez más dividido y violento. Esta dualidad de pensamiento le permite a Amorim sostener que "una política exterior puede ser humanista sin perder de vista los intereses nacionales".

Quizás el canciller Timerman necesite aprender un poco más de Amorim. No sólo por él sino para elevar el nivel de diálogo y de debate de la política exterior argentina.

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