viernes, 18 de abril de 2014

El pacto CFK-Macri se gestó en el verano y es apoyado por La Cámpora pero resistido por Verbitsky y D’Elia





abril 18, 2014
 
 
 
 
 
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 En el verano pasado, una gran inundación en la Capital Federal que sorprendió a Mauricio Macri veraneando en Villa La Angostura, en un country de la familia Rohmers. Fue entonces cuando el jefe de gobierno primero habló telefónicamente con la presidente y luego se reunió con ella en Olivos. Allí se habría hablado de su presidencia para el 2015, si prometía no impulsar las investigaciones por los numerosos casos de corrupción que amenazan la libertad futura de ella, especialmente el de Lázaro Báez, que tiene a su cargo el juez federal Sebastián Casanello. Éste ocupa el juzgado que en 2007 dejó vacante Guillermo Montenegro, el ministro de seguridad porteño. Al mismo tiempo, el cristinismo debía influir sobre Casanello para que despegara a Macri del juicio oral por las escuchas de Ciro James, cosa que el juez federal cumplió hace un mes.

Los compromisos

 

La presidente, que busca desesperadamente impunidad, le habría preguntado a Macri cómo podía ayudarlo en su gestión y éste le planteó que los kirchneristas capitalinos acepten legislar sobre los piquetes, a lo que cual la jefa de Estado le contestó que ella podría impulsar la ley en el Congreso Nacional. Acordaron que lanzaría la propuesta el 1 de marzo en el inicio de las sesiones legislativas. Así se hizo y se cumplió el segundo punto del acuerdo por el cual los miembros del bloque del PRO ovacionaron a la presidente, porque estaban convenientemente informados. No así las segundas líneas y la militancia, aunque la información que tuvieron fue parcial, ya que Macri dijo que la aplaudieran porque así se ahorraban de pagar costos políticos en la legislatura porteña. 

El tercer punto del acuerdo era la redacción de la condena por aborto en el nuevo proyecto de Código Penal en el cual se mantenía la pena de cuatro años de prisión. La presidente le dijo que era un expreso pedido del papa Francisco, con el cual ella se había comprometido, a lo que Macri y Federico Pinedo dijeron que sí. De ahí el apoyo al código penal abolicionista pero que en el caso del aborto sigue siendo punitivo. Mañana analizaremos la nueva redacción del artículo del aborto, que fue desnaturalizado por la Corte Suprema hace más de un año. Pero ahora la Corte, por sugerencia también del Papa, no insiste con sus fallos absolutorios.

En la cumbre Cristina-Macri también se habló de economía y el jefe de gobierno fue uno de los pocos que le propusieron a Jorge Capitanich como jefe de gabinete, porque el Coqui fue socio en una línea aérea con su padre Franco Macri. Además, el PRO del Chaco es aliado del ex gobernador. Así es que debía hacerle caso a Capitanich y a Juan Carlos Fábrega, para que aplicaran las medidas que tomaría el PRO si fueran gobierno. Por ejemplo, devaluar, subir las tasas de interés y acordar con los organismos internacionales de crédito, como después hizo el gobierno. Por lo cual la presidente está muy contenta por la paz cambiaria y el consejo de Macri.

Así es que hace dos días, por iniciativa de Juan Manuel Pedrini, Carlos Kunkel y Diana Conti, el oficialismo envió un proyecto de ley antipiquetes que produjo la reacción de la izquierda revolucionaria que lo condenó, pero nadie del PRO se puso en contra. El massismo sostiene, en cambio, que los piquetes ya están prohibidos por la Constitución Nacional y no hace falta una ley para penarlos, por lo cual hoy por hoy sólo los bloques del FpV y el PRO apoyarían la iniciativa. Por su parte, ayer salió al cruce del proyecto Horacio Verbitsky con el CELS que preside y el piquetero oficialista Luis D’Elía, que días antes atacó sin piedad a Duhalde, como consejero de Scioli, y a Massa porque supuestamente protege a los narcos que viven en Nordelta.

El cristinismo, después de giro económico al realismo, necesita contar con una supuesta derecha para que no lo acuse por haber derechizado el relato. Y decimos supuesta derecha porque el PRO no se asume como derecha sino como centro izquierda. De ahí que Macri visitara en los Estados Unidos a Hillary Clinton y además, quienes se consideran derechistas en la Argentina califiquen al PRO como una mezcla de empresarios, frivolidad y negocios sin ninguna ideología. Esto les permite a los massistas decir que son la tercera vía, como la que impulsaron Tony Blair y Bill Clinton y ahora Barack Obama y Hillary Clinton. Hasta tomaron distancia del Partido Popular de España, al que consideran de extrema derecha.

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