martes, 24 de marzo de 2015

Arroyo Salgado sospecharía que Lagomarsino prestó la pistola a los sicarios





marzo 24, 2015


Por Guillermo Cherashny

Empieza a esclarecerse por qué la jueza federal Sandra Arroyo Salgado pidió el allanamiento del domicilio de Diego Lagomarsino. Es que sospecharía que el técnico informático les prestó la pistola a los sicarios que mataron a su ex. Es más, también sospecharía que es mentira que el fiscal le pidió prestada la Bersa 22 y que el suboficial Rodolfo Benítez también habría mentido al confirmar la misma versión para darle credibilidad a Lagomarsino. Asimismo, ella descreería de la versión que dice que Nisman le indicó a su custodia que no se presentara el sábado. 

En este cuadro, el técnico informático fue a las 16 hs. al departamento del fiscal y después a las 20 hs. volvió y cuenta con la coartada del ticket del peaje hacia la provincia. Pero las sospechas irían más lejos: la ex de Nisman pensaría que Lagomarsino tenía una llave del departamento y que la prestó a los asesinos junto a la Bersa Thunder, pero que no participó del crimen porque no da para tanto su perfil. Pero sí que estaría despechado con su jefe porque éste le quitaba la mitad de su sueldo y también porque tenía a su nombre la cuenta en el exterior junto a su madre y su hermana y se consideraba entonces usado y mal pago.

Un crimen complejo

De ahí que agentes de un servicio de inteligencia que lo “caminaban” a Nisman, enterados de su descontento, le habrían ofrecido dinero o lo apretaron. O bien las dos cosas juntas. En este punto entraría en acción el comisario Abraham Jonte, jefe del Departamento de Custodias de la Policía Federal, que tendría un pariente muy cercano que sería oficial del Ejército y que trabaja en el área de inteligencia a las órdenes del teniente general César Milani. Como oficial jefe de la Policía Federal, el comisario Jonte está a las órdenes del Secretario de Seguridad Sergio Berni, cuya presencia en el lugar del crimen es hasta ahora inexplicable. Los sicarios que habrían “fabricado” el suicidio fueron torpes y dejaron huellas, de ahí que los prefectos y policías estuvieran tres horas solos hasta que entró Berni y después la fiscal Viviana Fein. Horas más tarde apareció en la fiscalía Lagomarsino, a quien le dijeron que declarase espontáneamente su historia sobre el préstamo de la pistola.

Pero como se sospechó de su relación con el crimen desde el primer momento, Lagomarsino se asustó y entonces apareció como su defensor Maximiliano Rusconi, quien armó una conferencia de prensa para que aquél diera lástima y nadie sospechara de él. Cuando Arroyo Salgado averiguó lo de la cuenta en Merril Lynch, pidió el allanamiento de la casa de Lagomarsino y el secuestro de su ropa. Enseguida Rusconi replió con que Nisman le pedía a aquél la mitad de su sueldo y empezó a embarrar la cancha junto con las modelos de Leandro Santos, otro posible amenazado que habría contribuido al plan oficial aportando las fotos de Nisman con las modelos, lo que liberaría a la Policía Federal de tener responsabilidad en el tema.

En esta hipótesis, un sicario del bolivariano SEBIN (Servicio de Inteligencia Nacional), junto con un oficial del Ejército que respondería a Milani, habrían dormido a Nisman, luego lo ejecutaron y finalmente movieron el cuerpo.

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