Domingo 22 de marzo de 2015 | Publicado en edición impresa
Por Fernando Laborda | LA NACION
"Nisman era un sinvergüenza que usaba fondos públicos para salir con minas y pagar «ñoquis»." (Del jefe de Gabinete, Aníbal Fernández.)
Pocas cosas deben resultar más ridículas que escuchar a ciertos funcionarios kirchneristasdando cátedra de moral. Funcionarios que, durante años, se han llenado la boca hablando de los derechos humanos y que hoy, frente a lasospechosa muerte de un fiscal que denunció algobierno de Cristina Fernández de Kirchner, terminan sugiriendo que debería investigarse a la víctima antes que a sus presuntos victimarios. Funcionarios supuestamente progresistas a los que sólo les faltó justificar la desaparición del fiscal esgrimiendo el típico: "¡Algo habrá hecho!", que siempre le endilgaron a "la derecha reaccionaria". Funcionarios que pretenden ubicarse en las antípodas del fascismo, pero que en menos de sesenta días pasaron de tildar a un muerto de gay a mujeriego.
Gracias al nuevo titular de la Secretaría de Inteligencia, ahora sabemos que había "relaciones promiscuas" entre jueces y espías, que se abusaba de las escuchas, que se grababan conversaciones telefónicas en forma clandestina y que se extorsionaba a funcionarios con supuestas carpetas. Y sabemos que si en los últimos 12 años de gobiernos kirchneristas no se hizo nada para evitarlo, fue debido a que todo lleva un proceso de maduración. Gracias a Parrilli, también sabemos que, felizmente, esas carpetas ya no están: han desaparecido. Para bien de todos y todas, y muy especialmente, de aquellos funcionarios espiados, de sus espías y de quien seguramente ordenó esas tareas de espionaje. Todos ellos pueden respirar ahora aliviados: como lo anunció Parrilli, se está haciendo "una purga muy grande" y los viejos espías en los que inocentemente confiaron Néstor y Cristina serán reemplazados por impolutos militantes de La Cámpora y del Movimiento Evita, al tiempo que Máximo Kirchner ocuparía un constructivo papel como head hunter en la selección de los mejores recursos humanos.
Hay motivos para estar felices. Como anunció Parrilli, "la Presidenta quiere que la nueva Agencia Federal de Inteligencia sea para cuidar a los argentinos". En especial, claro está, a aquellos argentinos que dejarán el poder el 10 de diciembre.
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