jueves, 23 de abril de 2015

La herencia K: cuando la vida vale cada vez menos





23/04/15 - 06:12hs

EN FOCO

"Tenemos el mayor crecimiento económico de toda nuestra historia”, dijo ayer la presidenta Cristina Kirchner, sin ruborizarse, frente a empresarios rusos, en lo que fue la primera actividad oficial que realizó en su visita de 48 horas a la tierra de los zares, que finalizará hoy.

Una vez más, la realidad es la encargada de desmentir cada frase de la primera mandataria. No sólo porque el país se encuentra en recesión desde hace varios meses y el crecimiento es nulo, sino también porque el panorama social se está volviendo cada vez más preocupante producto del estancamiento económico. Una clara muestra de ello es la alarmante suba de los delitos cometidos por chicos de entre 16 y 18 años en la provincia de Buenos Aires: homicidios, violaciones y robos a mano armada. En su gran mayoría, los autores de estos hechos son emergentes de una situación de pobreza y de marginalidad que se expande de forma preocupante por todo el territorio nacional.

Si tenemos un país con 11 millones de pobres, con uno de cada cuatro habitantes que no pueden acceder a una mínima calidad de vida que le asegure acceso a salud, educación y a un trabajo digno, el resultado indefectiblemente es una sociedad totalmente fracturada. Luego de más de una década en el poder, el kirchnerismo nos está dejando una enorme grieta que separa aquellos que aún podemos elegir la comida de miles de ciudadanos que ni siquiera tienen garantizado el alimento diario.


 Así es como, cotidianamente, hay chicos que mueren por causas evitables como la desnutrición y hay enfermedades ligadas estrechamente a la pobreza que causan estragos. Por ejemplo, tal como lo reflejamos esta semana en las páginas de nuestro diario,  el caso del Mal de Chagas se ha cobrado la vida de más de un millón de personas en la última década.

Resulta una falacia el argumento que busca imponer la Casa Rosada de que la Argentina no tiene otro destino posible. La globalización ha permitido que la ciencia y la tecnología avance como nunca antes, mejorando la calidad de vida en las naciones más desarrolladas, abriendo un sinnúmero de posibilidades para salir del atraso.


 Hasta se está haciendo realidad lo que, hasta hace sólo algunos años, sólo formaban parte de las películas de ciencias ficción como es el desarrollo de la inteligencia artificial, tal como lo expuso ayer un reconocido experto suizo que estuvo en La Plata, dictando una conferencia en el planetario de la UNLP. Ahora bien, el contraste con la realidad de nuestro país es bien marcado: a 20 minutos del planetario se levantan algunos de los más de 130 asentamientos que existen en la región, con cientos de familias que viven en condiciones infrahumanas, sin acceso al agua potable ni a la red cloacal, con calles de tierra donde no pueden ingresar las ambulancias ni los patrulleros, sin la más remota posibilidad de poder conocer o entender que el mundo se está transformando radicalmente.

La Plata, que supo ser el faro de la ciencia y el conocimiento de América Latina, no pudo quedarse al margen de este proceso de degradación que se profundizó durante la mal llamada década ganada.

La marginalidad es el principal caldo de cultivo de la ola delictiva, que se combina con otros flagelos como el narcotráfico. Ayer, nuevamente, desde la Iglesia se hizo un llamado de atención a la clase política para que deje de mirar para otro lado ya que la droga está provocando que aquellos jóvenes, que no tienen otra posibilidad que delinquir para poder sobrevivir, pierdan la noción de lo que significa el valor de la vida. Si un adolescente siente que ya no tiene absolutamente nada que perder, difícilmente podamos pretender que ese mismo joven logre discernir lo que significa empuñar un arma, apretar el gatillo y atentar contra la vida de un semejante.

Si la Argentina está dejando pasar el tren del desarrollo es pura y exclusivamente por responsabilidad de un gobierno que tuvo todas las condiciones, cuando llegó al poder, para comenzar a cambiar la historia. Y en esto no sólo hubo impericia: existió y existe una decisión política de que los pobres sean cada vez más pobres para poder ser usados, como mercancía electoral, mediante los siniestros mecanismos del clientelismo político. A su vez, se dilapidaron los recursos del patrimonio nacional en infames negociados, instaurando niveles de corrupción nunca antes vistos en la historia de nuestro país. En conclusión, está es la penosa herencia que nos deja los 12 años de gobierno kirchnerista.


Oscuro convenio nuclear con Rusia

En una nueva muestra de que Cristina Kirchner está entregando soberanía, la Argentina y Rusia firmaron ayer convenios para la provisión de combustibles nucleares rusos a nuestro país, al tiempo que Moscú planea la construcción de un reactor nuclear en nuestro país.  Los acuerdos fueron rubricados entre la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) y la empresa estatal INVAP de Argentina con la compañía estatal de combustibles rusa Rosatom (TVEL), en el marco del primer día de la visita oficial de la presidenta Cristina Fernández a Rusia.

El consorcio ruso tiene además interés en participar en la construcción del sexto bloque de la central nuclear de Atucha. Rosatom proveerá combustibles nucleares, en particular uranio metálico, precisó la jefa de Estado argentina a través de la red social Twitter.

El acuerdo nuclear con Rusia podría poner a la Argentina en una situación geopolítica muy complicada ya que el gobierno de Vladimir Putin está cada vez más enfrentado con Estados Unidos. A su vez, los convenios se están firmando apenas un mes después de que estallara un escándalo internacional por los acuerdos K con el régimen iraní, que es uno de los principales socios del gobierno de Vladimir Putin en el continente asiático.

Concretamente, según denunció la revista Veja de Brasil, tres exfuncionarios del gobierno venelozano aseguraron que “Irán habría enviado dinero para la campaña de Cristina Fernández de Kirchner en 2007 a cambio de negocios nucleares e impunidad en el atentado contra la AMIA”.


La revista Veja dio detalles de que el propio expresidente iraní, Mahmoud Ahmadinejad, le había pedido personalmente a Hugo Chávez interceder ante el gobierno argentino para obtener tecnología nuclear para su país y lograr la impunidad de los iraníes sospechosos de ser partícipes del atentado a la AMIA en 1994.

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