viernes, 23 de octubre de 2015

EL DOMINGO ELEGIMOS REPUBLICA O AUTORITARISMO (22-10-15)

Por el Dr. Jorge E. Enríquez

Alea iacta est. La suerte está echada. La moneda ha sido arrojada al aire y puede salir de cualquiera de las dos caras. Hay un domingo para la democracia, pero puede no haber un lunes. Dos modelos (y solo dos) son las opciones reales que tenemos los votantes. En esas opciones se juega nuestro destino. Todos, por acción u omisión, seremos responsables de lo que suceda.


Algunos se quejan de quienes proponen el voto útil. Lo estiman una traición a la conciencia de cada uno. Estos librepensadores parecen ignorar que en cualquier democracia del mundo los ciudadanos emiten alguna forma de voto útil. La única forma de votar sin concesiones por las propias ideas sería votarse a sí mismo. La representación exige escoger entre los candidatos que más se acercan (o menos se alejan) de lo que creemos bueno. Ya ahí debemos arbitrar entre lo ideal y lo posible.

Pero, además, es el sistema electoral y las expectativas reales de ganar de los distintos partidos lo que nos marca el escenario concreto en el que necesariamente nos manejamos. En el caso argentino, nuestro peculiar ballotage exige al ciudadano interesado en el futuro de su país obrar con especial responsabilidad.

En ese marco, muchos votaremos por Mauricio Macri con plena convicción, pero también deberían votarlo aquellos que no lo tendrían como una primera opción pero que comprenden que, si desean que cese el ciclo kirchnerista, cualquier voto a otro candidato o cualquier voto en blanco serán, en la práctica, votos a Daniel Scioli. En efecto, los votos en blanco (que, como los nulos, no se computan para el cálculo de los porcentajes que determina la Constitución a los efectos de que haya o no segunda vuelta) facilitan la obtención del 40% por parte de quien sea el más votado, que todas las encuestas señalan que es Scioli. Y si los votos afirmativos no kirchneristas no se dirigen a Macri podría ocurrir que este se hallara a una distancia mayor a los diez puntos porcentuales respecto de aquel.

No hay, cabe insistir, otros candidatos con chances efectivas de ganar que Scioli o Macri. Tal es la opción de hierro. Macri puede gustar más o menos, pero nadie en su sano juicio afirmaría que va a gobernar al margen de la ley, que va a limitar la libertad de expresión o que va a manipular la justicia en su beneficio.

Lo que ahora necesitamos es terminar con el kirchnerismo. Scioli es más de lo mismo, como él se encarga de recordarlo diariamente. Y si lo hace con hipocresía, nos sumirá en una extraordinaria crisis de gobernabilidad cuando se quiera enfrentar con Cristina Kirchner y La Cámpora.

El sistema de doble vuelta clásico apunta a que los electores manifiesten sus preferencias positivas en la primera vuelta y sus preferencias negativas en la segunda. Que elijan primero al que más quieren y después al que menos rechazan. Esa polarización se ha adelantado. Podemos lamentar que así sea, pero es una realidad incontrastable.

Sin metáforas: es República o un populismo autoritario vinculado con el narcotráfico.

Es dejar atrás un pasado sórdido y restablecer la primacía de la Constitución y las leyes, la división de poderes y la seguridad jurídica, como condición indispensable para promover el desarrollo económico  con equidad e inclusión social y erradicar así  el hambre, la pobreza y la desocupación.

Sin odios ni venganzas, porque el verdadero cambio no tiene enemigos sino adversarios, pero persigue implacablemente a las mafias, al narcotráfico, a la corrupción y al crimen organizado.

El cepo cambiario y otros temas que hoy inquietan son menores frente a aquel dilema fundamental. Son nuestras libertades y nuestro estilo de vida lo que los votos del domingo van a determinar.

Más que un voto útil, el voto por Cambiemos es un voto imprescindible.

El presente artículo del Dr. Jorge E. Enríquez es publicado en La Misère Porc, por gentileza de su autor.

Dr. Jorge R. Enríquez  

Twitter: @enriquezjorge

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