miércoles, 2 de diciembre de 2015

Cristina va dejando un campo minado




02/12/15


“Menos mal que la transición es corta”. El comentario salió de la boca de Mauricio Macri después de enterarse que Cristina Fernández resolvió romper el fondo de la lata de las arcas del Estado. Potenció un fallo de la Corte Suprema que resolvió que deben ser devueltos a Córdoba, Santa Fe y San Luis los fondos coparticipables mal liquidados. El pleito data del 2006. 
Los jueces tomaron su decisión antes de que Carlos Fayt cese en sus funciones el próximo 10 de diciembre.
La Presidenta se comportó generosamente con la plata ajena. Resolvió extender aquel beneficio a las 21 provincias restantes. Claro que sin retroactividad. Son $ 125 mil millones que hasta ahora iban a la ANSES y, en menor medida, a la AFIP. Y servían, entre otras cosas, para actualizar las jubilaciones dos veces al año. Ese bache se cubrirá con más emisión.
Cristina adujo en su Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU), con el cual pareció desafiar a la Corte, que el veredicto del máximo Tribunal podía generar desigualdades de reparto. Una percepción tardía que dejará a Macri la responsabilidad de un urgente reordenamiento.
Primera tarea política, tal vez, para el jefe de Gabinete, Marcos Peña, el ministro del Interior, Rogelio Frigerio, y el futuro titular de la Cámara de Diputados, Emilio Monzó. Deberán aplacar las ambiciones previsibles de los gobernadores. De hecho Santiago del Estero, del matrimonio K de los Zamora, anticipó que podría demandar un resarcimiento extra.
El macrismo estaría empezando a caer en una inquietante cuenta. Habría en sectores peronistas voluntad de darle un tono amigable a la transición. Pasó con varios encuentros bilaterales, entre ellos el del ministro de Interior y Transporte con sus sucesores, Frigerio y Guillermo Dietrich. Pero Cristina y los camporistas se habrían ubicado en la vereda opuesta. La mandataria abulta cada día el peso de la herencia. Y continúa sacando ventajas de sus últimos días de poder. 
Tuvo varios traspiés, la semana pasada, en el Congreso con su tropa. Pero ayer habría hecho valer de nuevo el carácter de su figura ante los gobernadores del PJ. Estos dirigentes llegaron a la cita con la determinación de sostener al jujeño Eduardo Fellner para ocupar la futura conducción de la Auditoría General de la Nación (AGN). Pero se fueron con el nombre de Ricardo Echegaray metido en sus carpetas. Era el deseo presidencial.
El presidente electo sabe que a la oposición le tomará tiempo hallar su forma. Ya llegará el momento de la interlocución con un peronismo que, según las primeras señales, caminaría hacia una división. Será difícil que La Cámpora o los ultra K logren congeniar con el pejotismo sobre cómo actuar frente al gobierno macrista. Problema por ahora de ellos. Macri tiene bastante con los suyos. Y eso que todavía ni asumió.
La economía se parece cada vez más a un campo minado. O como exageró uno de los especialistas amarillos: “En pocos días mas puede ser Kosovo”. Aludió a aquel territorio devastado durante la guerra de los Balcanes en la década del 90. Esa mirada tremendista no tendría que ver sólo con las noticias que se conocen. Estarían las otras. Las ocultas. 
Por ejemplo, que el Banco Central ya carecería de reservas tangibles. Incluso habría utilizado US$ 3 mil millones que no tendría. Las cuentas en rojo podrían trepar al 10 de diciembre a los US$ 6 mil millones. Una catástrofe para un ciclo, el de Cristina, que debutó en el 2007 con US$ 46 mil millones en el Central.
Las alarmas sonaron mas fuerte después que durante la jornada de ayer la página de la AFIP para la compra del dólar ahorro permaneció casi inactiva. “Caída por problemas técnicos”, dijeron desde el ente recaudador. Algunos apuntan, en cambio, a que en el Central habría apenas monedas. Se estaría en estas horas reponiendo algún flujo de fondos para no sembrar pánico en los días que le faltan a la transición.
Aquella impresión macrista sobre los dos bandos en pugna en el todavía oficialismo habría quedado corroborada por otro hecho. La discordia en danza por el traspaso del mando. Una historia digna de la imaginación de Gabriel García Márquez. 
Julián Domínguez había acordado el lunes con el macrista Monzó, su sucesor, que la jura de Macri se haría, como corresponde, ante la Asamblea Legislativa, pero el traspaso del mando en la Casa Rosada. Se trata simplemente de una cuestión de usos. Y de gustos: el macrismo sabe que los balcones interiores del parlamento han sido reservados para los militantes K.
 Los Kirchner tomaron la costumbre de utilizar el Congreso en su largo ciclo. Pero otros presidentes (Raúl Alfonsín y Carlos Menem) optaron por la Casa Rosada. El diputado Eduardo de Pedro, que es secretario de la Presidencia, desautorizó a Dominguez. Aquella negociación naufragó.
La intransigencia kirchnerista no ha logrado mutar la postura del presidente electo. ¿Qué pasaría si persistiera el desacuerdo? ¿Si Cristina se siguiera negando? El mando lo podría entregar el vicepresidente. Hace rato que Amado Boudou no atraviesa un buen momento político. Pero ayer ese momento se ensombreció mas. Ariel Lijo estaría a punto de enviar la causa del escándalo Ciccone a juicio oral y público.
Norberto Oyarbide lo llamó a indagatoria por una investigación sobre dádivas. Nada edificante para exhibirse en la ceremonia principal del 10 de diciembre. Tampoco el vice sería la última carta. Ricardo Lorenzetti estaría en condiciones de transferir el mando a Macri. Un epílogo, quizás, digno de Macondo.
Lo sería también la cantidad de tramas distintas que enlazan la realidad de esta transición. Macri recibió en las últimas horas dos advertencias que nacieron de su propio mundo. Hay escozores en Cambiemos. El primero de ellos fue provocado por Elisa Carrió. La diputada le disparó a Antonio Angelici por su presunta injerencia en las cuestiones judiciales. Angelici es el presidente de Boca que se presenta a la reelección el domingo venidero. Macri estará hoy al mediodía con él, en plena Bombonera. El problema radicaría en la otra cuestión. 
¿Acaso Angelici habría hecho nuevos movimientos entre los jueces federales?. ¿Acaso habría tenido algo que ver con la decisión de Sebastián Cassanello de cerrar el tema de las escuchas ilegales de Macri? Ese joven juez desearía no ser molestado en el futuro, pese a los eficientes servicios que le prestó al kirchnerismo. Sobre todo con las andanzas del empresario Lázaro Baez.
La aparición de Macri con Angelici no tendría sólo que ver con los comicios boquenses. Mañana a las 19 se resuelve también la presidencia de la AFA. La pelea es entre Luis Segura, el actual titular, y Marcelo Tinelli. Angelici tiene decidido respaldar al heredero grondonista. Macri se habría refugiado, al final, en la neutralidad pese a que no comulga con Segura y fogonea la necesidad de un cambio en el fútbol. La política metió su cola.
 El presidente electo nunca pudo digerir que Tinelli le haya permitido a Daniel Scioli cerrar su campaña de octubre en su programa de TV. Tanto fue el disgusto, que desechó una invitación después que ganó en el balotaje.
Los ruidos internos mas angustiantes para Macri no habrían sido responsabilidad de Carrió. Quizás empezaría a detectarse alguna disfunción en el equipo económico, dividido en seis. 
Faltaría tal vez lubricación. Ricardo Buryaile, el ministro de Agricultura, anticipó que el nuevo gobierno, entre un montón de decisiones, sacará las retenciones al trigo y a la carne. El precio de la harina y de los cortes empezaron a trepar en los últimos días. ¿Hacía falta ese anticipo cuando todavía no está concluido el plan integral que se anunciará luego del 10? Ese interrogante no sólo se lo estaría haciendo Macri. También Alfonso Prat Gay, el ministro de Hacienda y Finanzas.

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