jueves, 21 de enero de 2016

Cristina, Repsol y un robo de más de US$ 3 mil millones





20/01/2016 - 18:09hs



Las acciones que el kirchnerismo le compró a petrolera española por la expropiación del 51% de YPF hoy cuestan menos de la mitad, producto de la caída del precio del petróleo que el gobierno anterior no previó. El desfalco es una carga más en la herencia que debe enfrentar el presidente Mauricio Macri


Bajo el pretexto del autoabastecimiento, la soberanía y el control de hidrocarburos que nunca llegó a consumarse, en 2012 el kirchnerismo expropió el 51% del patrimonio de YPF que entonces correspondía a la española Repsol. De esa manera, el relato  K encubrió la inusitada entrega de los recursos nacionales a empresas como Chevrón, que a través de misteriosos contratos secretos desembarcó en Vaca Muerta (Neuquén) y se hizo acreedora de millonarios subsidios y ganancias garantizadas por el gobierno de Cristina Kirchner.

Ese robo al Estado tiene algunos números concretos. En un año, la cotización de las acciones de la petrolera estatal en Wall Street pasaron de US$ 24,27, a los US$13,80 de la jornada de ayer. Así, el valor bursátil de la compañía que dirige Miguel Galuccio quedó en US$ 5.439 millones, inferiores a los US$ 6.000 millones que el gobierno de Cristina acordó pagar a Repsol por la expropiación del 51%. A su vez, esos 6.000 millones en bonos que emitió la gestión anterior, ascenderían a unos US$ 10.000 millones de dólares, contabilizando capital e intereses.

En tanto, el valor bursátil del 51% de YPF hoy está en US$ 2.774 millones, es decir, menos de la mitad de lo que se pagó entonces, en un expolio que asciende a los US$ 3226 millones, sin contar los intereses.

La caída en el precio del crudo -que parece no alcanzar un piso y hoy está a poco más de US$ 28 el barril-, llegó acompañada de la desaceleración china, la caída en los precios de las materias primas y la suba en las tasas de interés de Estados Unidos. 


Era previsible que este cóctel iba a reconfigurar la economía latinoamericana en su conjunto, pero la Argentina de los Kirchner lo ignoró. ¿Acaso fue negligencia y desidia o premeditación  y alevosía en plena retirada del poder, en tiempos en que Cristina se encaminaba hacia el final de su mandato? ¿Cómo, después del fenomenal desplome de la Bolsa china en 2007, la expresidenta no tomó recaudos a la hora de decidir la expropiación de YPF?

Sólo ella y su corte de exministros sabrán el por qué de esa trama cuyo desenlace se presenta hostil, cargando aún más la herencia para el presidente Mauricio Macri, que ve cómo se contrae la inversión en Vaca Muerta, ese reducto petrolífero que el kirchnerismo enarboló como uno de sus caballitos  de batalla, pero que es “una vaca malherida, a la que ya se le ven las costillas, porque la situación actual no es la esperada ni la prometida por el kirchnerismo”, sentenció a Hoy el abogado y economista especializado en energía, exdirector de Yaciretá durante la última presidencia de Juan Domingo Perón, Félix Herrero.

Esto es así, pese a que el kirchnerismo subsidió el petróleo a US$ 77 dólares el barril (contra los US$ 28 que está en la plaza mundial). “Se trató de algo inédito en el mundo. Un gobierno con déficit fiscal, al que se le agotaron las reservas del Banco Central, subsidió a empresas superavitarias, con grandes ganancias, mientras nosotros pagamos uno de los combustibles más caros del mundo”, se quejó Herrero, y deslizó que “si fueron capaces de llevar a cabo esta política, sin reparar en los costos, también vale pensar que la expropiación de YPF se hizo sin advertir la caída del petróleo a la que ahora asistimos y que podía preverse fácilmente”. 


  Y mientras las esquirlas del kirchnerismo continúan hiriendo la presidencia de Macri, trascendió que Galuccio y un conjunto de exdirectores habrían cobrado abultados sobresueldos en negro, más allá de los millonarios honorarios obtenidos de YPF. Todo indica que llegó la hora para que el nuevo gobierno avance en la limpieza de la mayor empresa del país.

“El kirchnerismo entregó un país con déficit petrolero”

Por Gerardo Rabinovich (Profesor de la Maestría de Energía en la Universidad Nacional de Cuyo)

Especial para Hoy    

Cuando se nacionalizó YPF, el precio del barril estaba en más de US$ 100 y hoy está a menos de US$ 30 el barril. Una empresa petrolera vale por sus reservas y la situación del mercado internacional está por fuera de cualquier acción que pueda hacer la Argentina, porque el país no maneja el mercado petrolero. El gobierno de los Kirchner debió advertir esto, debió mirar a China, debió prever la caída en el precio de las commodities antes de avanzar en una empresa tan importante, capaz de comprometer el futuro de todos.


Si bien es cierto que sobre el mercado petrolero internacional no tenés ninguna injerencia, el país es dueño de adoptar una estrategia nacional de abastecimiento de recursos como el petróleo. Pero la realidad es que el kirchnerismo le entregó a Macri un país con déficit petrolero; el gobierno actual va a tener que construir una política energética que no dependa de otros, sino que pueda autoabastecerse.

“La herencia energética es desastrosa”

Por Carlos Pierro (Expresidente de YPF y del Comité Argentino del Consejo Mundial de la Energía)

Especial para Hoy

Esto era algo que se veía venir, la caída del petróleo, como parte de la caída económica de China.


La gran incógnita ahora es qué sucederá en Vaca Muerta; tiene que haber una decisión estratégica sobre los problemas de autoabastecimiento, y ver cómo se financia esto, si serán los consumidores o el propio Estado de manera independiente.

La caída en las acciones de YPF que Cristina Kirchner ignoró o no quiso advertir se enmarca dentro de una herencia energética desastrosa, porque, además de la producción petrolera -Argentina tenía históricamente una reserva de petróleo de 8 años de consumo y prácticamente no tiene nada-, se perdió la reserva de gas, un producto menos contaminante, capaz de complementar la generación eléctrica a bajos costos y que se tiró por no ser más rigurosos en el despilfarro de la producción de gas.


Pero es una máxima del kirchnerismo: siempre que algo se pueda hacer mal, ellos lo harán peor.

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