domingo, 24 de enero de 2016

“Nos abandonan a la deriva, nos desechan como trasto viejo”







LAS OTRAS CARTAS: Voces, reclamos y Esperas de jubilados
Hace tiempo decían que cualquier afiliado, si era su deseo, podía cambiar de obra social. No voy a enumerar todos los inconvenientes que me llevan a esta determinación de cambio, que no es nada sencilla y agradable, sólo voy a mencionar mi dificultad: la pésima atención de PAMI.

Seguro habrá algunos que opinen lo contrario. El amiguismo, mal de la época, se practica abiertamente. Por ejemplo, la compra de remedios para toda la familia por medio de conocimientos de médicos que se prestan a esa contravención. Esa práctica es moneda corriente. 

Los que no tenemos la posibilidad de tener en la institución algún amigo o familiar podemos tildarnos de descartables. Mencionando especialmente que muchos tenemos que abonar la consulta con la promesa del reintegro, que funciona bajo el mismo sistema del amiguismo. Después de sortear los inconvenientes de la papelería en el momento de iniciar el trámite viene la espera eterna durante meses y meses del dinero entregado, que quizás nunca llega.

En conclusión, he intentado volver a mi antigua obra social, OSTEL, he llamado y la respuesta fue: “No se les permite volver a los jubilados”. Pregunté: ¿cuál es la razón, la edad? No me supieron contestar. Cuando más necesitamos de socorro nos abandonan a la deriva, es inhumano.

No tengo para solventar una prepaga, aunque no sé si nos aceptarían. Volvemos a la misma cuestión, la edad. Cuál es la solución, me pregunto decepcionada. He sido una persona sana, no he utilizado la obra social por mucho tiempo, sólo después de jubilada usé los servicios médicos para los exámenes de rutina: es lógico, los años pasan. El físico se deteriora irremediablemente, necesitamos tratamientos acorde a la edad, y me encuentro que estoy en el aire, nadie se hace cargo de nosotros y tampoco uno sabe dónde dirigirse, esta es la triste verdad.

En otros países al anciano lo veneran como sabio, por sus años de experiencia, aquí nos desechan como trasto viejo. No sé si otras personas pasan por situaciones similares, pero hagamos oírnos, no somos descartables.

Lucia Patricci
luciapatricci@hotmail.com

Voces, reclamos y esperas de jubilados

El 8 de enero cumplí 83 años y en febrero se cumplirán 8 años desde que inicié una demanda a la ANSeS solicitando el reajuste de mi jubilación conforme el caso Badaro. Obtuve sentencia favorable de 1ra. instancia, que fue recurrida por la ANSeS, y en noviembre pasado la Sala II de la Cámara de Seguridad Social confirmó el fallo a mi favor. 

No obstante existir dos sentencias favorables, el organismo previsional ha presentado un escrito de recurso extraordinario que ha dejado en suspenso, por un tiempo imposible de predecir, la efectivización de ambas sentencias. Quiero creer que quién firmó en nombre de la ANSeS debe ser un funcionario que, a la manera de material de rezago, ha quedado de la administración anterior y que no se ha anoticiado que desde el 10 de diciembre hay un nuevo Gobierno, que no comparte las prácticas arbitrarias de la gestión anterior. ¿Cuánto tiempo más tendré que esperar?
Héctor H. Bramante
zulehec@hotmail.com
Es la primera vez que escribo a mi querido diario Clarín y lo hago en relación a las cartas publicadas el 5 de enero para sumarme a lo expresado por los lectores, ya que yo también pertenezco a la clase de jubilados con sentencia firme, habiendo iniciado mi expediente -como en el caso del lector Manuel Alvarez- en 2010, encontrándome próxima a cumplir 80 años en abril.

Inicié, como varios millones de jubilados, un reclamo justo con la esperanza de que fuera escuchado, pero veo con dolor que ha sido ninguneado, obligado por las intenciones perversas del anterior gobierno a dormir por años el sueño eterno y no precisamente el sueño de los justos.

Me uno a la propuesta del lector Roberto Barro a efecto de que nos abonen el haber que determinen las actuales autoridades y dejen pendiente el pago de los retroactivos, por lo menos veríamos que se ha hecho parcialmente justicia.

Alicia L. Alvarez
aladelcampo@live.com.ar
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Con gran desazón y preocupación observo cómo un político que consideraba creíble y firme en sus postulados (hoy devenido en muy importante funcionario con amplio poder de decisión) incurre en un símil de los políticos que por fortuna ya se fueron.

Efectivamente, el señor Alfonso Prat-Gay, en su conocida labor como legislador nacional, pregonó con firmes argumentos y convicciones que los jubilados no debían pagar el Impuesto a las Ganancias. Basta para ello revisar los varios proyectos de ley que en su momento envió al Parlamento y que, por supuesto, fueron cajoneados por la inescrupulosa mayoría legislativa kirchnerista.

Es cierto que dentro del marasmo y la promiscuidad que los sucesivos gobiernos han sumido a los jubilados mi caso puede constituir una excepción o una bendición por recibir un haber superior, pero al respecto debo informar que el mismo se debe al aporte que religiosamente me descontaron durante 30 años en dos trabajos bien remunerados que tuve durante mi vida laboral. 

Manuel Chimeno
manuelch7@hotmail.com
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El 25 de octubre nuestra mamá, Crescencia Moreiro Domínguez, de 94 años, sufrió un aneurisma cerebral y fue internada en la Clínica Sagrado Corazón de Jesús de Hurlingham por PAMI. Desde ese día y hasta el 4 de noviembre en que falleció, fue atendida en forma excelente por el personal de dicha clínica, desde los médicos que la recibieron en la Guardia, hasta el médico que hizo todo lo posible para mantenerla con vida, las enfermeras y demás personal.

Queremos agradecer especialmente al doctor Cabrera su humanidad para con nosotros y nuestra mamá y por sentirnos acompañados por él en ese momento tan triste para nosotros.

Elsa B. Elola y Pablo O. Elola
elsabelola@gmail.com.

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