sábado, 23 de enero de 2016

Oficina que no ha usado y madre que ha perdido, no solo el poder, sino su memoria

opi SANTA CRUZ





22/01 – 19:30 


Por Rubén Lasagno

 El raro incidente sucedido en la Cámara de Diputados de la nación, donde pugnan por una oficina para el diputado ausente, puso de manifiesto la resistencia de La Cámpora a entender que ya el kirchnerismo no está en el poder, pero va más allá y desnuda la poca complexión al trabajo que tiene su líder, Máximo Kirchner, quien nunca pisó la oficina que Monzó “le quitó” a la militancia K. Por otro lado, trascendieron detalles del comportamiento discriminatorio, egoísta y alineado de CFK mientras fue presidente, lo cual claramente, demuestra que la viuda perdió la memoria de cuando en el 2001 cruzaba en “chatitas” la calle Roca para comprar remeras en “Patio Central” .
Máximo Kirchner, que ante Daniel Tognetti (nunca ante un periodista) expresó sus quejas porque le quitaron la oficina que Wado de Pedro y Larroque se habían autoasignado dentro del Congreso, sin entender que el poder se terminó el 10 de diciembre, no tiene argumentos válidos para sostener su reclamo, sencillamente porque nunca fue a trabajar allí.
Fiel a la línea que le marcó su padre con el ejemplo, Néstor Kirchner, Máximo no ha concurrido ni una sola vez a la Cámara de Diputados, excepto para su estrafalaria jura, ausencia que se nota mucho más aún teniendo en cuenta que, como bloque opositor desde diciembre, el FPV ha desarrollado conferencias de prensa, actos partidarios, denuncias penales, todas acciones encabezadas por Recalde y otras voces como De Pedro y Larroque, pero con ausencia total de Máximo.
Los Camporistas, sin su “jefe”, se reúnen regularmente en la amplia sala del 3er piso de la Cámara Baja, que oportunamente, en el 2009, fue el despacho del diputado Néstor Kirchner, quien tuvo entre sus mayores logros, mientras fue legislador, el de estar entre los que menos concurrieron a cumplir con sus obligaciones. Ese salón, fue inaugurado por la viuda en el 2011 como “Sala de la Juventud Néstor Kirchner” y ha servido como base de “debate y pensamiento” de La Cámpora. Ahora bien, la reasignación de esta sala para otro usos, se encuentra entre las próximas medidas del presidente actual de la Cámara, Emilio Monzó.
Las críticas en Cámara de Diputados, es porque Máximo no se ha dignado a poner ni una sola vez la cara para decir “aquí estoy” y sacando su breve y casi ridícula aparición en la jura del 4 de diciembre, nunca más volvió a pisar el recinto; mal podría, entonces, estar preocupado por una oficina que nunca ocupará, lo cual nos lleva a pensar en una pelea estéril para conservar un escritorio que no tendrá desgaste, porque el diputado por Santa Cruz, es un gran ausente y como lo marca su inexistente “trayectoria” laboral, hecho que lo obligó a dejar en blanco el casillero “ocupación” en su declaración jurada, no tiene mucha complexión al trabajo y ni siquiera acompañó a sus pares en el nombramiento de los jueces, la conformación de la bicameral sobre los DNU o el nombramiento del Tonelli (PRO) en lugar del camporista Marcos Cleri en el Consejo de la Magistratura, entre otras apariciones de su agrupación defendiendo (con legalidad o no) algunos de sus bastiones políticos.
Aún no se sabe si Máximo está interesado en ocupar lugares en algunas Comisiones de la Cámara ni qué trabajo se reserva para sí durante el año 2016, aunque la experiencia dice que, como su padre, será un ausente con aviso en la mayoría de las sesiones que se promuevan este año.
No mires, no hables, soy superior
A poco de dejar el gobierno, comienzan a conocerse entremeses del poder en la Rosada, una década que muchos recordarán más allá de sus paredes despintadas, pero que internamente, reconocen los trabajadores de limpieza, servicios, cocina y seguridad, como la peor vivida desde la llegada de la democracia.
Se conoció, por ejemplo, que el primer día que Mauricio Macri llegaba a su trabajo, desesperado, el oficial a cargo de los Granaderos que custodian la entrada, corría de un lado a otros, “limpiando” los pasillos de intrusos u ocasionales vagantes por los amplios salones, temiendo una reprimenda brutal del nuevo presidente. Es que, de acuerdo a la orden impartida por Cristina Fernández, cuando ella entraba, además de ordenar que nadie la saludara (y ella tampoco lo hacía, obvio) tenía prohibido que alguien se le cruzara en el trayecto desde la entrada hasta su oficina.
Aquel día, Macri entró sonriente y fue directo a saludar con un abrazo a su amigo Peña, quien se encontraba esperando junto con otros funcionarios, la llegada del nuevo presidente, el cual, además, saludó a los granaderos y al personal de servicio que estaba en el lugar.
Cuando Macri y su esposa subieron al ascensor presidencial, saludó a la ascensorista e hizo un comentario usual de una persona educada, señalando en voz alta que “estaba muerto de calor”, lo cual hizo romper en llantos a la mujer, alertando al matrimonio presidencial. Awada, entonces, le preguntó qué le sucedía y la trabajadora le contó que por orden de CFK, cada vez que ella subía al ascensor, tenían orden estricta de que no se la podía mirar y mucho menos hablar.
Después se conoció el destrato al que estaba expuesto todo el personal de servicio, por parte de la viuda, las excentricidades en sus días de capricho, la falta de indumentaria de mozos y cocinero, lo ruinoso de las instalaciones de la casa de gobierno, falta de higiene, sectores clausurados del edificio, baños sin funcionar y hasta el propio aposento de la ex presidenta, al que encontraron en las peores condiciones de habitabilidad.
Quién te ha visto…
La vieja frase “Quien te ha visto y quien te ve”, responde a las críticas que provoca una persona la cual ha cambiado tanto en su vida, que olvidó sus raíces, sus orígenes y hasta sus modales. El título de una vieja obra de teatro de los años `30 se transformó prácticamente en un aforismo, a la hora de señalar a determinadas personas, quienes han podido cultivar fortunas, poder o glamour, haciendo un ejercicio único de olvido de su propia procedencia, llegando a denigrar y desconocer, lo que alguna vez fue parte de su propia vida.
Aquí en Santa Cruz y particularmente en Río Gallegos, aún recordamos a la esposa del gobernador calzando “chatitas” y cruzando la avenida General Roca, para internarse en las tiendas de Patio Central, a comprarse una remera para las tardes de verano en esta tierra de confín.
No pocos la recuerdan a ella y a Néstor en Santa Cruz, dedicados más a la plata que a los derechos humanos y muchos tienen presente, también, que el matrimonio conoció Europa, recién cuando el difunto llegó a la presidencia y merced a los viajes oficiales, pudieron recorrer las inimaginables tierras del viejo mundo, viajes que si dependían de que se costearan los pasajes de sus propios bolsillos, difícilmente hubieran realizado.
Lo más lejos que habían llegado Néstor y Cristina, fuera del país – además de Chile de donde era oriunda la familia del ex presidente – fue a Punta del Este, oportunidad en la que viajaron con el avión sanitario de la provincia.
La Vuitton, los hoteles de lujos, los vuelos de un lado a otro, los cientos de pares de zapatos que le hicieron olvidar las “chatitas” de Río Gallegos, las excentricidades y el desprecio por los demás, vino después; cuando a CFK le afloró su verdadero yo, ese tan temido, el más puro y representativo de lo que realmente somos cuando tenemos un poco de poder, o todo el poder, como fue su caso.
La mujer mustia y de familia que el santacruceño medio estaba acostumbrada a ver, aquella “peleadora” en diputados o la de cabellos grasos que solía caminar por algunas tiendas de la capital provincial en busca de zapatos o alguna chuchería en negocios de decoración, se transformó en lo que pocos pudimos reconocer en escaso tiempo. Como dijo Albert Einstein “Dale poder a un hombre (genéricamente hablando)… y lo conocerás realmente”.

Al recibir el premio de “Hacedores de la memoria”, Cristina Fernández, en su discurso en la Esma, dijo“yo no soy una hacedor de memoria, simplemente no me hago la estúpida y miro para otro lado”.
 (Agencia OPI Santa Cruz)

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